Este mes os presentamos la segunda parte de la relación de países del mundo, detallando los contrastes más habituales y los usos de cada nación en materia de punzones de platería.
– Inglaterra / Reino Unido
Al igual que en el caso de España, os recomendamos leer la entrada elaborada en septiembre del 2011 sobre las características del punzonado en la platería inglesa:
http://elblogdelcoleccionistaeclectico.com/2011/05/09/los-contrastes-y-el-punzonado-de-la-plata/
– Islandia
Los productos de plata islandesa suelen aparecer marcados con el sello de garantía oficial, la marca del fabricante y, a veces, la leyenda ‘Made in Iceland’.
Una de las estampas más comunes es la combinación de las iniciales G, A y M bajo un sol naciente y debajo el indicador en milésimas.
– Indonesia
A partir de 1930, cuando los trabajos de platería comienzan a hacerse usuales ya que anteriormente el noble arte estuvo a punto de desparecer del sudeste asiático debido a la pérdida de poder de la nobleza local y la falta de clientes pudientes, los objetos de metal precioso incluyen el contraste decimal y el sello de la manufactura del artículo.
Suelen presentar un estilo histórico acorde a los gustos europeos aunque progresivamente incorporan elementos decorativos más locales.
Otros punzones o leyendas comerciales que se muestran en las piezas son Delux, Deluxe, Jogja Silver, Pamor, Echt y Nieuw.
– Irán
Durante el siglo pasado, el número 84, equivalente a 875 milésimas, se convierte en la marca estándar y, con frecuencia, se muestra en combinación con el sello de ciudad y el punzón del fabricante.
La imagen del león empuñando una espada se emplea entre 1967 y 1979 y garantiza una pureza idéntica a la anterior aunque sí el cartucho viene resaltado por una doble línea su calidad es de 900 milésimas.
– Irak
El país suele emplear, desde mediados de la centuria anterior, un cartucho que estampa en los productos de plata y que incluye un icono que determina la ciudad y la calidad, otro sello oficial representado con el mapa del país y una letra árabe para la fecha.
– Irlanda
El país sigue la pauta británica y para saber más sobre sus contrastes es conveniente consultar el artículo ya citado referido a los punzones ingleses.
Señalar, en cualquier caso, algunos datos.
El Gremio de Plateros de Dublín, ciudad que se identifica con un arpa coronada, se concedió, en base a una carta del rey Carlos I de 1637, poderes para ensayar y controlar la pureza de la plata en toda Irlanda y desde ese momento cualquier pieza fabricada en el país debía recibir el sello de la ciudad antes de ponerse a la venta.
Sin embargo, la ley, muy restrictiva, fue incumplida por los orfebres de las provincias por los riesgos del viaje y por el temor a perder el material en caso de no alcanzar el estándar de pureza, además del gasto de abonar la tasa al ensayador.
Por ello, ciudades como Cork, que empleaba como punzón un barco entre dos castillos, Galway con un ancla y Limerick, con una fortaleza y una estrella, siguieron las reglas de sus propios artesanos aunque a principios del siglo XVIII el control regresa a la oficina de ensayo de Dublín con la desaparición de la marca provincial y la introducción del sello de pureza del material.
La entrada en vigor, en 1730, de un nuevo impuesto, que requería un contraste adicional, la figura de Hibernia, vuelve a obligar a los orfebres provinciales a saltarse las leyes hasta que la ley de 1784 unifica finalmente todos los procesos de marcado en la capital que desde 1807 deben incluir también el icono del busto real en la plata irlandesa.
– Israel
Desde mediados del siglo pasado a los años setenta aparecen artículos con la palabra Israel y, a veces, la firma del fabricante.
– Italia
Descifrar las marcas italianas antes de su unificación como nación en 1870 es tarea difícil debido a la pluralidad de reinos, ducados, principados, ciudades estados y formas de gobierno regional y a las injerencias territoriales de países foráneos (Francia, Austria, España, el Vaticano…), lo que arroja una enorme relación de sellos y crea muchas complicaciones para situar y datar las piezas.
A partir de 1872 se crea el primer sistema estatal de punzonado, que en su primera etapa hasta principios de los treinta resulta opcional para los plateros.
La cabeza femenina coronada con tres niveles de calidad expresados con un número (1-3 para 800, 900 y 950 milésimas) se convierte en el contraste oficial aunque no se emplea mucho al no exigir a los orfebres que lo estampen en sus artículos.
Lo más habitual es que las platerías opten por poner una marca estándar decimal, con un valor mínimo de 800 milésimas, y aparezca también la referencia al creador a través de nombres, iniciales o símbolos e incluso la ciudad y el fabricante.
En 1934 se crean nuevas regulaciones para el marcaje de metales preciosos y se establecen dos calidades, 800 y 925 milésimas dentro de una cartela oval, además de constituir una marca oficial para los fabricantes, un rombo con los lados cortados que incluía el dígito específico de cada orfebre, un hacha liada con palos de abedul y una abreviatura de dos letras de la provincia donde estaba registrado el taller.
Tras la caída del régimen fascista se elimina el hacha y, en 1968, una nueva legislación modifica la marca de manufactura a un rectángulo con los lados de punta y una estrella de cinco puntas, además del resto de datos anteriores, sistema que se mantiene hoy en día.
– Japón
Entre 1868 y 1912 (Era Meiji) se emplea un cartucho con caracteres chinos que significan plata pura y posteriormente, en 1928 y 1954, surgen legislaciones para establecer las marcas decimales con lo que lo usual es que el término ‘Sterling’ se muestre junto al valor en milésimas (950).
Otra opción es un cartucho con los dígitos de pureza, una bandera con un círculo y la cartela con las milésimas.
– Letonia
A partir del siglo XX la pureza se expresa en milésimas y los dígitos de la calidad suelen acompañarse de las iniciales del fabricante.
– Malta
En la actualidad los artículos de plata se punzonan con el icono de la Cruz de Malta junto al valor expresado en milésimas (800, 830, 925 y 959 milésimas).
– Marruecos
Desde 1925 se emplean la cabeza de vaca con un número (1-2 para 950 y 800 milésimas) y la de carnero (800) para marcar la plata.
– México
La plata antigua mexicana sigue las pautas del marcado español hasta la independencia del país en la segunda década del siglo XIX.
Durante la centuria posterior aparecen las expresiones Mexico Silver y Silver made in Mexico, habituales entre 1920 y 1940 e indicativas de un nivel de calidad variable aunque la pureza suele sobrepasar las 925 milésimas.
También están los sellos numéricos para fijar el contenido de metal precioso de la pieza (900 en las dos primeras décadas del siglo y 925, 940, 960 y 980 milésimas desde mediados de los años treinta hasta 1945).
A partir de 1950 lo normal es encontrar la palabra Sterling y el valor 925.
El gobierno busca asentar un marco legal, dos años antes de esa fecha y animado por la gran producción de Taxco, con la introducción de la silueta de un águila con un número en el pecho que remitía a la ciudad de manufactura o al autor.
El sistema no cala y se deshecha a finales de los setenta sustituido por una marca de letras y números para corroborar la norma de ley e identificar la localidad y el orfebre pero sigue siendo un método poco preciso para valorar las piezas.
Existen además muchas marcas propias de fabricantes conocidos como Héctor Aguilar, Los Castillo, Antonio Pineda, Miguel Meléndez o Sigfredo Pineda.
– Noruega
La práctica del contraste se introduce en el país a partir del siglo XVI y adopta, en distintas etapas y combinaciones, letras de fecha, números, marcas de ciudad y sellos de fabricante.
No será hasta 1891 cuando el sistema, controlado durante centurias por la Corona y los gremios, se regule a nivel estatal y se simplifique con el establecimiento de una marca homogénea (un león coronado erguido y armado con hacha) plasmada junto al sello de la manufactura.
La pureza mínima, que históricamente había sido de 830 milésimas se eleva a 925 en torno a los años veinte y se consolida como estándar.
A veces aparecen también los nombres de las ciudades productoras, las siglas NM, una abreviatura de la patente de diseño y derechos de autor, y las leyendas Sterling y Norway sterling.
– Polonia
Los sellos polacos han estado condicionados por la historia política ya que los territorios del país fueron anexionados, a finales del XVIII, por Rusia, Prusia y Austria y adoptaron los usos de los imperios dominantes.
Tras la Primera Guerra Mundial, se constituye por primera vez en 123 años un estado independiente y en 1920 se crean las bases legales para un sistema de acuñación.
Los objetos se marcan con el sello de una mujer con pañuelo mirando a la izquierda, que a los lados tiene un número (1-3 para 940, 875 y 800 milésimas) y una letra correspondiente a la ciudad (K para Cracovia, W para Varsovia, G para Gdansk…).
En los sesenta se introducen nuevas graduaciones (750, 800, 875 y 916 milésimas) que, de nuevo, se modifican a mediados de los ochenta (800, 830, 875 y 925) y la mujer dirige la vista hacia la derecha.
El país se adhiere a la Convención sobre el control de metales preciosos en el año 2005.
– Portugal
Desde el siglo XV, en la era de los grandes descubrimientos, el país comienza a desarrollar una gran querencia por los artículos de plata y surgen infinidad de orfebres que desarrollan trabajos preciosistas y de alta calidad.
En esta primera etapa se elaboran, sobre todo, platos y jarras con motivos decorativos referidos a los viajes por el orbe de los navegantes lusos que incluían escenas de combate, fauna exótica o animales fantásticos.
Dos centurias más tarde la crisis financiera genera un empobrecimiento de la platería, que influye tanto en la cantidad como en la calidad de las obras artísticas realizadas, y no será hasta el XVIII cuando el sector recupere pujanza.
Una época en la que la platería portuguesa pierde originalidad al copiar los modelos foráneos que llegan de Francia y posteriormente de las Islas Británicas.
Hasta 1886, las piezas portuguesas venían contrastadas con los sellos colocados por los gremios de plateros que se encargaban de verificar la pureza del material y clasificaban la pieza según la calidad en dineros (9, 10 y 11: 750, 833 y 916 milésimas).
Los antiguos punzones suelen consistir en una inicial, normalmente coronada e insertada en cartuchos de diversas formas, que sirve para identificar la ciudad de origen (L de Lisboa, P de Porto, S de Setúbal…).
Hay algunas excepciones de vida limitada como el barco con cruz empleado por los lisboetas hasta mediados del XVI, la estrella de David con corona de Braga y Guimaraes, el globo terráqueo de Evora, el castillo de Santarem o la luna creciente de Porto y Braga.
A partir de la fecha citada los punzones se unifican para todo el país y quedan registrados en los ayuntamientos y en la Hermandad de San Eloy.
Aparecen dos sellos, un águila y un jabalí, que se estampan, a cuerpo completo o sólo con cabeza para artículos grandes y pequeños, dentro de un cartucho cuya forma varía según la ciudad de manufactura y con un dígito interior en números romanos (I y II) para determinar el contenido de plata del artículo (916 y 833 milésimas).
Junto a esta marca suelen mostrarse también las iniciales del fabricante. Otro contraste empleado en esos años para la exportación es una corona con el número 3 debajo para la plata de 800 milésimas.
En los años cuarenta, la marca del jabalí desaparece y los números romanos son sustituidos por arábigos, con lo que la calidad, dos estándares (916 y 833), se expresa en milésimas junto al dibujo del águila que sigue apareciendo en busto o con toda la silueta dentro de un cartucho de forma variable según la localidad.
Por su parte, la marca de exportación pasa a ser un torreón con el dígito decimal (800).
En la actualidad, Portugal únicamente emplea el contraste de la cabeza del águila, que mira a la izquierda en las calidades más altas (999 y 925) y a la derecha en las inferiores (835, 830 y 800 milésimas). La forma del cartucho es un octógono para Porto y una especie de óvalo para Lisboa.
– Rusia
La regulación y homogeneización del contraste en el país comienza en el año 1700 gracias a un decreto firmado por el zar Pedro el Grande que fija cuatro niveles de pureza estimados en 96, 90, 84 y 62 zolotniki, una antigua medida de peso en oro que equivale a 1000, 937, 875 y 645 milésimas.
A mediados de los años treinta de ese siglo se incorpora la graduación de 72 zolotniki (750) que, en 1779, sustituye al 62 como estándar mínimo.
Otras calidades de 900 y 950 milésimas (88 y 91) también se usan en los trabajos más selectos pero el grado más empleado en la plata rusa de los siglos XIX y XX son las 875 milésimas (84 zolotniki).
El decreto reglamentario del 13 de febrero establece también que todos los orfebres y ensayadores, así como los punzones, deben estar registrados en la localidad y distrito que corresponda y los artículos de plata tienen que punzonarse con los sellos del fabricante o maestro, del ensayador, del índice de pureza y de la ciudad de procedencia.
El primer punzón suele incluir las iniciales del orfebre, en alfabeto cirílico o caracteres latinos, o su nombre completo mientras que el segundo, que siempre debe estamparse después del primero, recoge las iniciales del marcador y debajo la fecha de acuñación.
Por lo que respecta a la calidad, aparecen dos números en un rectángulo (zolotniki) y, por último, la estampa de origen suele consistir en el escudo de armas de la población, indicativo que durante el siglo XIX tiende a fusionarse con la marca de pureza.
Hay muchas excepciones a esta norma.
Así, Moscú usa el águila imperial de dos cabezas y la imagen de San Jorge matando al dragón, San Petersburgo emplea también el águila además del icono del ancla, Astracán se decanta por una corona y una espada, Bakú opta por tres llamas, Kazan elige una serpiente alada y Kiev escoge al Arcángel Miguel.
El sistema de contrastes se modifica en 1896 bajo el gobierno del zar Nicolás II.
El nuevo decreto crea un nuevo sello para el ensayador (Kokoshnik), lo que origina un trienio de retrasos hasta su definitiva puesta en funcionamiento ya que se tienen que construir miles de punzones.
Hasta 1908 el símbolo, realizado en huecograbado, consiste en una cabeza de mujer con tocado campesino mirando a la izquierda dentro de una cartela oval con dos dígitos y las iniciales del marcador y la localidad y desde entonces el busto, ya en relieve, gira a la derecha con los números y una pequeña letra griega por cada una de las diez oficinas de ensayo existentes en ese momento en el país.
En torno a 1927, con la llegada de Stalin a la cima del poder soviético, aparece un nuevo sello de tintes comunistas representado por el busto de un trabajador con martillo dentro de un círculo y acompañado de una letra griega.
El símbolo, que surge en Moscú, se extiende a todo el país y se muestra junto al valor en milésimas hasta que a finales de los cincuenta se consolida la estrella de cinco puntas, con la hoz y el martillo en el interior, y el valor decimal (800, 830, 875, 925 y 960 milésimas).
Un contraste que coexiste con la cabeza de mujer con un estrato añadido de pureza (999).
– Suecia
Durante los siglos XVIII y XIX se emplean punzones de factura similar y los contrastes incluyen, desde 1759 y de manera equivalente a Finlandia, letras del alfabeto y luego referencias alfanuméricas de dos dígitos que sirven para datar cronológicamente las piezas de metal precioso.
Además, aparecen otros datos como la firma del fabricante, el distintivo de ciudad (Estocolmo empleaba la cabeza coronada del patrón San Erik y otras localidades una o dos letras) y la marca nacional (tres coronas dentro de un trébol y un óvalo para los artículos importados hasta 1988 cuando se descarta en favor del primero).
En la centuria pasada surge también el cartucho hexagonal con una letra para desvelar la pureza (S de 830 milésimas o valor superior).
Desde la adopción, en 1975, del Sello Europeo de Control el punzón de garantía del país muestra la báscula de diseño antiguo junto al valor en milésimas.
– Suiza
En los siglos XVI y XVII existen contrastes de ciudades, con escudos de armas, báculos y osos, y en el XVIII aparecen punzones a la manera francesa hasta que a finales de la centuria posterior se establecen los sellos más conocidos hoy en día.
En torno a 1882 comienza a usarse la figura del urogallo para la plata de 800 milésimas, al principio pequeño e insertado en un óvalo, y una década después aparecen dos punzones, la misma ave pero estampada a mayor tamaño y de manera más vistosa dentro de un pentágono y un oso erguido para el valor de 875 milésimas.
También, desde 1917, se utiliza el sello con la flor de las nieves para las piezas de importación y alrededor de 1934 se introduce la imagen de un pato para la pureza de 925 milésimas, valor que también se aplica al oso mientras que el urogallo conserva las 800.
– Túnez
En torno a 1850 y hasta principios del siglo XX se usan contrastes con letras árabes y números para la finura, generalmente de 900 milésimas, la garantía y el impuesto de descarga que se enmarcan en hexágonos.
Desde 1878 una estrella de seis puntas sirve como firma del ensayador y, a veces, la fecha o el nombre del país aparece en el punzón.
Con el cambio de centuria, surgen sellos con racimos de uvas en purezas 1 y 2 (900 y 800) y bustos masculinos de varias calidades.
Alrededor de 1940 aparece también un Mercurio alado que se estampa en los artículos destinados a la exportación.
– Turquía
En el Imperio Otomano la plata se marcaba con el sello / firma del sultán (tughra) y el valor de pureza (800 y 900 milésimas) expresado en caracteres árabes.
A partir de la constitución, en 1923, de la República de Turquía el material precioso viene punzonado con el contraste de milésimas y un código alfanumérico.
Aparecen igualmente dos iconos, una luna creciente (800 y 900 milésimas) y las siglas SAH dentro de un círculo y un número (80 o 90 para idénticas calidades).
En los años cuarenta la estampa de la luna incorpora las letras TC, una estrella en la parte superior y en el interior del astro un código de dos o tres dígitos para la pureza.
– Yugoslavia
Desde 1919 a 1933 se emplea el sello de tres hojas para las exportaciones de metal precioso y los contrastes autóctonos de una luna creciente, con estrella de cinco puntas y un número para la pureza (900, I), dos martillos cruzados con un dígito romano (800, II) y la cabeza de un jabalí (750, III) para artículos de gran tamaño.
Los objetos de menores dimensiones se punzonan con un caduceo (900, I), la cabeza de Ram (800, II) y la de un pájaro (750, III).
En la década de los treinta se emplea, para piezas grandes, el busto de una mujer con collar con números (I, II y III para 950, 900 y 800 milésimas) y la letra B a los lados y un gallo con las mismas características para los trabajos pequeños.