Dar personalidad y carácter a una vivienda exige, al igual que un buen look, dotarla de elementos que la hagan propia, singular y atractiva.
Para alejarse de las casas miméticas y esteriotipadas, una buena idea consiste en pincelar nuestro hogar con antigüedades y objetos decorativos peculiares, de época y vintage, que crean seducción, generan una sensación acogedora, aportan estilo y casan muy bien con mobiliario de diseño y también con opciones más clásicas.
Hay infinidad de alternativas donde elegir, caminos para encontrarlos y presupuestos para sufragar estos artículos que, además, suelen revalorizarse e incrementar sus precios con el paso del tiempo representando, a la vez, una excelente inversión de futuro.
No hablamos, que también ya que depende del capital y el gusto de cada cual, de decantarse por piezas de tarifas elevadas sino de hacernos con cosas que aporten un plus sin implicar un gasto desmesurado.
Ideas como el globo terráqueo de cuando la abuela Julia ejercía de maestra que queda genial encima del mueble de Ikea de la habitación de la niña o de la placa de Coca-Cola antigua que nos vendió el propietario de un bar que cerraba y que ahora da lustre a la cocina y es la envidia de amigos y familiares.
Las posibilidades son numerosas y si se eligen bien los artículos y las combinaciones con los muebles y los espacios de la casa el resultado con frecuencia es positivo y supone un salto cualitativo notable.
En un mercadillo podemos hallar un póster de cine para el pasillo o unos maceteros antiguos para el balcón, un tío nos puede ceder una máquina de escribir de la etapa temprana de Hemingway para iluminar la esquina del salón y un amigo regalarnos un viejo trillo o el soporte de hierro calado de una Singer primigenia que convertiremos en una preciosa mesa que atraerá todas las miradas.
Aparte de los objetos que obtengamos gratis por la deferencia de nuestros allegados, el mundo profesional del coleccionismo y las antigüedades dispone de un amplio abanico de referencias para satisfacer todas las necesidades y si somos algo manitas podemos ahorrarnos un buen dinero comprando piezas para restaurar como pequeños muebles de estilo escandinavo u otras ofertas.
Sin querer entrar en lo más fácil -los relojes, las lámparas, los cuadros, las alfombras y el mobiliario con clase siempre aportan un extra- buscando encontraremos objetos para la mayoría de bolsillos y gustos.
Esta filosofía de recurrir a elementos de tiempos pretéritos es extensible a los negocios y los establecimientos de restauración (qué farmacia no gana con un lagarto en su mostrador o un buen botamen en sus estanterías y qué bar no capta la atención con un cartel publicitario iluminado retro o con una colección de viejos molinillos de café) y, como hemos señalado, permite también reciclar estas piezas y darles un nuevo uso conservando parte de su esencia.
No son pocos los decoradores, interioristas y profesionales del cine y la televisión que rastrean el espectro del mundillo para obtener referencias que impregnen de autenticidad sus creaciones y que, en infinidad de ocasiones, muchas personas desprecian y malvenden por desconocimiento, falta de apego u otros motivos para sustituirlas por impersonales productos prefabricados.
Con lo guay que quedan en el salón las pequeñas esculturas de bronce que adquirimos en www.elcoleccionistaeclectico.com, ese perchero de madera que rescatamos de la basura y arreglamos hasta dejarlo impoluto en estilo pop o la linterna mágica que adaptamos a la luz eléctrica para ponerle dibujos decimonónicos al pequeño Hugo.
Menospreciar y minusvalorar las antigüedades y los artículos de colección como elementos que dan brillo a las virtudes de tu vivienda es hacerle un flaco favor al interiorismo de tu casa, así que ya es hora de desempolvar el baúl de la abuela, valorar los objetos que nos ceden nuestros mayores y buscar tesoritos en mercadillos y tiendas para crear una nueva atmósfera en el querido hogar.
Nos vemos el próximo mes. Se avecinan cambios en el blog. Ya iremos adelantando cosas cuando sepamos más, por ahora a seguir disfrutando de esta fascinación por el ayer.
