Seamaster y Speedmaster, alma y corazón de Omega

Cronógrafo automático Omega Speedmaster con triple calendario, esfera azul y escala taquimétrica
Cronógrafo automático Omega Speedmaster con triple calendario, esfera azul y escala taquimétrica

Toda marca que se precie se edifica en torno a uno o varios productos icónicos.

Artículos vanguardistas pero, a la vez, atemporales que alargan durante décadas su vida comercial y contribuyen a forjar la estética y la personalidad de la enseña que los inventó.

Ocurre en todos los ámbitos empresariales.

Podemos pensar en Apple con el Mac y el Iphone, en Sony con su Walkman o remitirnos a referencias ya legendarias dentro del mundo de la relojería como El Primero de Zenith, el Conquest de Longines, el Memovox de Jaeger-LeCoultre y, en el caso que nos ocupa, las famosas sagas Seamaster y Speedmaster, alma y corazón de la firma Omega.

La casa suiza, fundada en 1848 en La Chaux-de-Fonds por el joven relojero Louis Brandt y evolucionada por sus hijos Louis-Paul y César, comienza su actividad ensamblando mecanismos para terceros y a finales de la centuria lanza, con notable éxito, sus primeros calibres de manufactura propia (Gurzelen, Celta, Labrador…).

En los albores del nuevo siglo, la empresa, con una plantilla de 800 personas y una producción anual que ronda el cuarto de millón de unidades, queda al mando de Paul-Emile Brandt.

Fotografía familiar de la dinastía Brandt, fundadora de la firma suiza Omega
Fotografía familiar de la dinastía Brandt, fundadora de la firma suiza Omega. De izquierda a derecha aparecen Louis Paul y su hijo Adrien, Paul-Emile, César (en el centro), Ernest y Gustave. Fuente: http://praetexto.com/fathers-of-omega/

El descendiente, de 24 años de edad, lidera la transición de los relojes de bolsillo a los de pulsera, la posiciona como suministrador de cronómetros para los pilotos británicos y estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial y, fruto de la inestabilidad económica, la fusiona en 1925 con Tissot dando lugar al grupo SSIH (Ginebra).

Tras construir una trayectoria sólida, avalada por la calidad, fiabilidad y precisión de sus productos, galardonados con múltiples premios en los certámenes internacionales y designados para medir el tiempo en las pruebas de los Juegos Olímpicos, la compañía solidifica su leyenda con la presentación del modelo Seamaster (1948), el primero del mundo resistente al agua.

Las investigaciones para crear esta joya de la relojería, cuya aparición coincide con el primer centenario de la casa helvética, se inician una década antes y culminan con el desarrollo de la línea Marine, de doble caja rectangular deslizante rematada en acero, diseñada primando la durabilidad e impermeabilidad.

Esta pieza fue testada por el padre del buceo moderno, Yves Le Prieur, durante el transcurso de sus inmersiones y también por el conocido explorador americano Charles William Beebe que constató su estanqueidad a catorce metros de profundidad.

Una estrategia de marketing, la de vincular la marca con personajes famosos y eventos significativos, que reporta credibilidad y réditos comerciales y que Omega usará en el futuro para posicionar la enseña dentro del segmento del lujo.

La experiencia previa y los conocimientos adquiridos en el proceso de fabricar un auténtico reloj de submarinismo (dive watches), tal y como lo entendemos hoy en día, se plasman en la concepción de la famosa gama Seamaster que en sus inicios presentaba una apariencia que no distaba demasiado de las piezas habituales de la casa.

Omega Seamaster 300 de origen militar. Fuente: http://galleryfantastic.com/
Omega Seamaster 300 de origen militar. Fuente: http://galleryfantastic.com/

Inspirada en las unidades militares estancas realizadas para el ejército inglés, vestía cuerpo redondeado, segundero central, cristal de plexiglás y correa de piel.

Elegante y robusta, se dirigía a un público activo que buscaba un reloj todoterreno y venía alimentada por movimientos de cuerda automática, tanto en la versión estándar como en las equipadas con calibres de cronómetro certificado.

Su principal innovación tecnológica fue el empleo de una junta tórica de goma acreditada en submarinos y ajena a los cambios de temperatura que, en diferentes pruebas oficiales, impide la filtración de agua a sesenta metros de profundidad y admite variaciones de entre -40 y 50 grados centígrados.

El reloj, que los ingenieros de la firma fijaron al exterior de un avión en ruta polar por el Atlántico Norte, evoluciona notablemente y en 1957 aparece la renovada serie 300 Profesional destinada a competir con otras referencias de la época como el Rolex Submariner y el Blacpain Fifty Phatoms, presentados cuatro años antes y dotados con mejores prestaciones que la versión primigenia de Omega.

El Seamaster 300, de caja circular hermética de 39 milímetros impermeable a 20 atmósferas, contaba con bisel giratorio graduado, fondo roscado, cadena de acero con cierre de seguridad, corona a presión, índices, agujas y números arábigos luminiscentes, segundero central y un calibre 501 sobre 20 rubíes de cuerda automática, con sistema Incabloc y acabado antimagnético.

Su rotundo éxito, fue empleado por Jacques-Yves Cousteau en sus experimentos para demostrar que los submarinistas pueden vivir en ambientes saturados de gas por largos periodos de tiempo y elegido también por los principales cuerpos militares de buzos como herramienta de trabajo indispensable, permite a la marca recuperar el liderazgo en este subsector de la relojería y acometer retos de mayor envergadura.

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Modelo clásico de la serie Seamaster con dial azul
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Detalle del calibre automático manufacturado por Omega

En 1965 desarrolla un nuevo modelo, con la corona protegida, bisel y caja de mayor tamaño y un movimiento 552 que también equipan las referencias diseñadas para la Royal Navy, y tres años más tarde aparece otra versión fruto de la fructífera colaboración con la compañía francesa de buzos profesionales de COMEX que establecen con la unidad una marca de 365 metros de profundidad.

Surgen igualmente piezas dotadas de calendario simple a la altura de las tres (calibres 563 y 565 y 601 y 613 en el caso del modelo 120 de 1966) aunque, en líneas generales, el diseño de los cincuenta se mantiene con ligeras variaciones.

Los años setenta representan un salto exponencial en la gama que adopta nuevas soluciones tecnológicas y estéticas para dar respuesta a las necesidades de los submarinistas profesionales y crear un producto capaz de operar a profundidades inalcanzables para los buzos de la época.

Como consecuencia de los trabajos acometidos con la empresa gala especializada en tecnología de exploración submarina, nace el innovador Ploprof, un prototipo de trabajo testado en múltiples condiciones que pronto se comercializa en serie.

El famoso modelo Ploprof lanzado a principios de los setenta. Fuente: www.watchuwant.com
El famoso modelo Ploprof lanzado a principios de los setenta. Fuente: www.watchuwant.com

Grueso y rotundo, llevaba caja monobloque de 48 mm acabada en acero inoxidable de alta calidad y hermética a 600 metros y disponía en uno de los laterales de un botón rojo con mecanismo de muelle para bloquear el bisel negro bidireccional.

Montaba esfera azul, agujas e índices luminiscentes, minutero amarillo, calendario a las tres y fondo estriado para mejorar el agarre al traje de neopreno y se comercializaba con cadenas metálicas y correas de caucho.

Equipaba cristal mineral y un mecanismo automático, calibre 1002 sobre 20 gemas con sistema para absorber golpes e impactos, que latía a una frecuencia de 4 Hz /28800 Vph.

Carecía de válvula de helio, un elemento prescindible que sí aparece en la reedición actual y que fue usado por otras marcas suizas, y recurría a una corona atornillada integrada en la caja y protegida por un saliente del cuerpo principal que evita enganches accidentales.

Su precio, más del doble que un Seamaster normal o un Rolex Submariner, y su forma inusual hizo que se fabricaran y vendieran pocas unidades y en la época su principal nicho de compradores fueron los buceadores comerciales y militares que veían justificado invertir ese dinero en un producto calibrado a más de mil metros por el propio Cousteau.

Precisamente esa profundidad será el hito marcado por la firma suiza con su siguiente producto aparecido en el año 1971 y probado con el brazo robótico del submarino de la empresa IUC, Beaver Mark IV.

OmegaSeamasterProfesionalCronometro
Cronómetro Omega Seamaster Profesional conocido como el reloj de James Bond por las películas del agente 007

Al Seamaster 1000, de aspecto más convencional que el 600 pero también con caja monobloque de reverso rugoso y corona roscada, le siguen el cronógrafo Big Blue, un hito en el sector con calibre 1040, caja redondeada, bisel y esfera azul, calendario y dos subesferas auxiliares para el cronómetro, el Cosmic, de líneas más clásicas, y el Chronostop, sumergible a 120 mts. y con un pulsador adicional para tiempos intermedios.

Los ochenta, tras superar la firma la crisis del cuarzo y la dura competencia de los productos asiáticos, trae consigo la aparición de los primeros modelos a batería como el Seamaster 120 con calibre 1337 con indicador de carga, que establece un nuevo récord de buceo libre en Elba, y el Seamaster 200, comercializado con movimientos automáticos y de cuarzo (1111 y 1438).

El final del siglo y los inicios de la presente centuria representan el renacer de la alta relojería y el constante lanzamiento de nuevos modelos y reediciones.

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Modelo Seamaster de caja cuadrada en acero inoxidable

En 1993 se presenta el modelo Professional 300, con agujas esqueleteadas, válvula de helio, cristal zafiro y fondo grabado con olas y el tradicional hipocampo de la casa helvética, que todos asociamos a la serie cinematográfica de James Bond, el agente 007, y diferentes e interesantes modelos de cronógrafos.

Las investigaciones de Omega no se detienen y a finales de la década participa en la misión Faré organizada por el Instituto Francés de Investigación Oceánica en la que el sumergible Nautile desciende a una sima de 4.400 metros.

En 2005 la marca desvela el Planet Ocean y algunos diseños para regatas y competiciones marítimas y dos años después la gama incorpora el calibre coaxial, reforzando la tendencia de Omega de dotar a la serie de las últimas novedades del sector como ya hizo desde sus inicios con la integración del titanio, el tungsteno, la cerámica, el PVD o el carbono.

Una constante actualización sin perder la esencia que ha convertido al Seamaster, gracias también a eficaces campañas publicitarias, en uno de los relojes más conocidos, respetados y deseados del mundo.

Un moderno Omega Constellation dotado de escape coaxial y movimiento de cronómetro certificado
Un moderno Omega Constellation dotado de escape coaxial y movimiento de cronómetro certificado

Una gama (Planet Ocean, Ploprof, Aqua Terra y Bond) que junto al Constellation (1952), el DeVille (1960), las series Specialities y el modelo del que hablaremos a continuación son los pilares actuales de Omega.

De las profundidades al espacio

La década de los cincuenta representa una etapa de gran creatividad dentro de la casa Omega, un periodo en el que la compañía crea el modelo 300 y presenta también a su hermano menor, el Speedmaster (1957), que pocos años después se convertirá en un icono mundial al ser el primero en pisar la Luna en la muñeca del astronauta Buzz Aldrin.

Inicialmente concebido como una versión deportiva y de carreras de los cronómetros Seamaster, vestía una caja de acero de forma redondeada de 39 mm. e incorporaba, por primera vez en la historia, una escala taquimétrica exterior en el bisel cromado para calcular la velocidad de los vehículos en movimiento.

Diseñado por el suizo Claude Baillod, lucía un dial negro con logo aplicado y las tres subesferas auxiliares características, agujas broad arrow e índices luminiscentes tratados con radio, un elemento radioactivo que mejora la legibilidad.

Equipaba cristal de plexiglás, presentaba el hypocampo estampado en el reverso y se suministraba con cadena y correa de piel.

Cronógrafo Omega Speedmaster serie Pilotos con escala taquimétrica y movimiento automático
Cronógrafo Omega Speedmaster de la serie Pilotos, con escala taquimétrica y movimiento automático

Montaba un mecanismo de carga manual sobre 17 gemas, el prestigioso calibre 321 de rueda de pilares, antecedente del 861 y desarrollado en colaboración con Lemania.

Considerado uno de los mejores movimientos cronógrafos del sector, consta de 195 componentes y su evolución comienza a principios de los cuarenta para incorporar, durante los años siguientes, el sistema Incabloc, la protección antimagnética y una nueva leva de minutos.

En 1959, el Speedmaster introduce ligeras mejoras.

Crece de tamaño (40 milímetros), el bisel se remata en aluminio negro para optimizar la lectura del taquímetro y las agujas se sustituyen por otras de tipo alpha hasta los sesenta cuando adoptan la forma definitiva de bastón.

En 1963 llega la primera gran evolución del modelo con la aparición de la caja asimétrica de 42 mm. con patillas curvas, nuevos protectores para los pulsadores y la corona y juntas de reciente creación para mejorar la estanqueidad, elementos que sientan las bases de la versión Profesional, una terminología que se emplea por primera vez dos años después cuando la NASA lo testa en misiones espaciales.

Cronógrafo Speedmaster con las características tres subesferas auxiliares para el cronómetro
Corona y pulsadores laterales de un cronógrafo Speedmaster
Reverso de un reloj de la serie Speedmaster donde se aprecia el grabado del hipocampo
Reverso de un reloj de la serie donde se aprecia el grabado del hipocampo

La leyenda se forja a raíz de la búsqueda secreta de la agencia de un reloj para equipar a las tripulaciones de las naves.

Según narra la historia oficial, dos técnicos adquieren en relojerías de Houston cinco modelos diferentes de marcas de renombre con la característica común de que se trataba de cronógrafos ya que se consideraban óptimos para controlar diversos procesos vitales como el consumo de oxígeno en las misiones extravehiculares.

Después, los someten a exigentes pruebas de resistencia para simular las condiciones de un medio hostil (colisiones, aceleraciones y desaceleraciones, bruscos cambios de temperatura, presión y humedad sostenidos en el tiempo, vibraciones y perturbaciones acústicas…) con el resultado de que el único capaz de funcionar sin problemas bajo estos parámetros es el Omega Speedmaster, ya que los competidores se rompen o experimentan diversos trastornos.

A partir de ese momento, la NASA adopta el modelo como reloj oficial para las misiones Gemini y Apolo y se hace famoso ceñido con correas de velcro al traje de los astronautas.

Imagen del Gemini 6, un programa espacial desarrollado por la NASA para ganar experiencia antes de poner un hombre en la Luna
Imagen del Gemini 6, un programa espacial desarrollado por la NASA para ganar experiencia antes del alunizaje

En 1972 y 1978, ante la presión de otras marcas, la agencia organiza nuevas tandas de pruebas, a las que acuden compañías del calibre de Breitling, Bulova, Hamilton, Elgin, Girard-Perregaux, Heuer, Rolex, Longines o Seiko, pero, de nuevo, Omega se impone al resto y demuestra la exactitud, durabilidad y resistencia del Speedmaster y su adaptación a las duras condiciones del espacio exterior.

Al margen de pisar nuestro satélite y participar en diversas misiones, deja huella durante el programa Apolo XIII cuando, con los sistemas electrónicos apagados, sirve para controlar el tiempo de ignición de los motores del módulo de alunizaje y situar la nave en la trayectoria correcta de reentrada en la Tierra por lo que recibe el premio Snoopy. el galardón más prestigioso de la agencia.

Cristal de plexiglás, dial negro, escala taquimétrica, calendario, calibres automáticos y manuales... el Omega Speedmaster ofrece todo lo que pueda desear un amante de la alta relojería suiza
Cristal de plexiglás, mineral y de cuarzo, dial en colores variados, escala taquimétrica, calendario simple o complejo, calibres automáticos y manuales… el Omega Speedmaster ofrece todo lo que pueda desear un amante de la alta relojería suiza

Esta inesperada casualidad, ser elegida como suministradora de la NASA, otorga a Omega una indudable ventaja competitiva que explota convenientemente grabando, a partir de 1969, en el fondo de sus relojes la leyenda ‘the first watch worn on the Moon’.

Los Speedmaster de los astronautas se alimentaban con el movimiento de cuerda manual calibre 321 aunque algunas fuentes apuntan a que algunas unidades pudieron equipar el mecanismo 861 con una frecuencia de latencia de 21.600 pph.

Esta maquinaria, utilizada a partir de 1968, sustituye la rueda de pilares por un sistema de pletinas, más robusto y barato de fabricar pero con un accionamiento menos suave. Es la que monta la serie a partir de entonces aunque en los noventa, cuando se sustituye el logo en relieve de la esfera por otro pintado, recibe un acabado rodiado.

Un año después aparece el modelo Mark, creado para sustituir al Speedmaster, con cristal mineral, caja con forma de barril y movimiento manual que, pronto, se abandona en favor del calibre automático Lémania 1040.

Esta serie recibe varias actualizaciones en los setenta (Mark III y IV) y, a la vez, la marca lanza una línea especial Speedmaster de 2000 piezas para celebrar su 125 aniversario.

Cronógrafo de cuerda manual Mark II. Fuente: www.elcoleccionistaeclectico.com
Cronógrafo de cuerda manual Mark II. Fuente: www.elcoleccionistaeclectico.com

Son los primeros cronógrafos automáticos con certificado COSC de cronómetro y equipan el nuevo calibre 1041 en una caja de formas cuadradas y redondeadas.

Después, aparecen las primeras versiones electrónicas como la serie Speedsonic (1974) con movimiento de diapasón, las unidades digitales de cuarzo con pantalla LCD y el logo Speedmaster y multitud de ediciones especiales como las dedicadas a la misión conjunta soviético-americana Apollo-Soyuz y las dotadas del calibre 863 con fondo vista de zafiro.

En 1987, con el abandono de la línea Mark, el modelo clásico se impone y aparece otra subgama (Reduced) con caja de 39 mm. y calibre automático 1140 que derivara en los noventa en la serie Racing, patrocinada por el piloto de Formula 1 Michael Schumacher y dotada de diales amarillos, rojos y azules, y en la gama femenina lanzada en el 2000.

Omega Speedmaster Schumacher edición limitada
Omega Speedmaster Schumacher edición limitada con movimiento automático

Cuatro años más tarde aparece la versión Classic, con calendario triple y un movimiento ETA adaptado por Omega (1150), y en 1995 sale una serie para celebrar el 25 aniversario del programa Apolo 13 que reproduce el parche de la misión a la altura de las nueve, una tendencia decorativa que se repetirá en otras gamas especiales (Missions).

El Omega X33 es muy apreciado entre los militares y los astronautas por sus múltiples funciones. Fuente: www.omegawatches.com
El Omega X33 es muy apreciado entre los militares y los astronautas por sus múltiples funciones. Fuente: www.omegawatches.com

La casa edita en 1997 una versión del primer Speedmaster, conocida como Réplica, que origina otra subgama denominada Broad Arrow (2001) dotada de un mecanismo 3303 diseñado por Frederic Piguet.

Un año más tarde repite sin mucho éxito comercial la aventura del cuarzo con el X33, realizado en titanio y con pantalla digital, y entre finales del siglo y los inicios de la presente centuria centra sus esfuerzos en las líneas Professional, Broad Arrow, Reduced y Ratrappante e introduce cajas de mayores dimensiones y calibres con escape coaxial.

Un conjunto de esfuerzos que mantienen indeleble el atractivo de un reloj que, sin apenas cambios, es capaz de transitar por la superficie de la Luna y por las calles de cualquier ciudad de la Tierra con la misma inalterabilidad.

Con esta entrada sobre el mundo de la relojería nos despedimos hasta el mes de septiembre ya que este verano no publicaremos artículos en el blog. Lamentamos las molestias que podamos ocasionaros y esperamos que disfrutéis del periodo vacacional.

Modelo clásico de la gama Speedmaster
Modelo clásico de la gama Speedmaster
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