Recordando la entrada del mes pasado, nos ha venido a la memoria este atractivo accesorio de belleza que las mujeres usaban antes de que se pusieran de moda las polveras de mano y no hemos querido dejar pasar la ocasión de mostrarlo en el blog.
La pieza en cuestión es un glamouroso aplicador de polvos para llevar en el bolso que fue fabricado durante los felices y locos años veinte cuando la industria francesa dominaba el mundo de la cosmética con productos creativos y muy femeninos.
Bastante raro e inusual, viene firmado por la conocida marca Pil, propiedad de la casa parisina Barthe & Cie ubicada en la rue Le Peletier y especializada en artículos de tocador y complementos fantasiosos para mujer.
Está realizado en celuloide de tonalidad amarilla anaranjada y adornado con una combinación de motivos geométricos de color azul e incrustaciones de pedrería facetada roja.
La unidad, cuyo sobrenombre Houppette procede del vocablo galo houppe que significa pompón de maquillaje, un término equivalente al powder puff anglosajón, conserva todavía su estuche original.
Se trata de una sencilla caja de cartón con la denominación comercial en el frontal, aunque carece de las instrucciones de uso, algo frecuente en las pocas referencias que aparecen en el mercado de coleccionismo.
El objeto esconde una borla de plumón suave y plegado automático que, a pesar de su volumen reducido, permite satisfacer las necesidades diarias de retoque.
El truco consiste en su gran capacidad de absorción y su facilidad para distribuir los polvos de forma uniforme y conservar la textura sin merma de calidad ni apariencia.
Además, tal y como atestigua la publicidad antigua de la marca, el plumero puede sustituirse fácilmente sin desechar el envase, ya que éstos no sólo se hacían de baquelita sino también se vendían rematados en plata, metal y galatita, acabados en color negro, azul, amarillo, rojo y naranja, e incluso con formas de muñecas.
El aplicador, un éxito de ventas, tenía un diseño compacto y ligero y cabía en cualquier bolso y monedero de fiesta, en unos años donde imperaban las sensuales unidades metálicas de malla y dedo.
Bello, práctico y elegante, el complemento, también identificado con el nombre Handi-puff, viene marcado con la leyenda Breveté S.G.D.G. France y para utilizarlo tan sólo hay que desenroscar la tapadera y presionar la base.
La pieza, que alberga un delicado mecanismo de cables metálicos para desplegar la borla y una bolsa de cuero para sustentarla, es todo un elogio a la feminidad y una excelente muestra de la creatividad que imperaba en la industria francesa de cosmética en los albores del siglo XX.