En la entrada de este mes queremos ofreceros una relación de las principales empresas estadounidenses dedicadas al sector de la bisutería.
La lista, que recoge únicamente los fabricantes activos en el periodo comprendido entre principios de los años treinta y la década de los cincuenta -el más fructífero y rico dentro de la historia de este tipo de manufactura-, sirve de guía de consulta rápida y facilita algunos datos sobre la fundación, el catálogo y la evolución de estas sociedades.
Compañías que emplean plata esterlina, vermeil y metales chapados en combinación con diamantes de imitación, piedras de colores y gemas semipreciosas trabajadas con técnicas de joyería (cabujones, pavé, baguette…), además de otros elementos singulares como celuloide o madera, para crear piezas de bella factura que imitan en apariencia a las de los grandes orfebres internacionales.
Los precios de estos complementos, sin parangón con las tarifas de su hermana mayor, los hacen asequibles para el consumo masivo -aunque en los catálogos conviven series baratas con tiradas exclusivas de elevado costo-y estimulan al público a renovarlos una o varias veces por temporada dando lugar a colecciones estacionales.
Su evolución se liga a las modas y tendencias y durante esta franja de tiempo se localizan no sólo los ejemplos más notables y cercanos al estilo, el acabado y los planteamientos de la joyería fina sino también algunas de las creaciones más sobresalientes de la bisutería entendida como accesorio atractivo, económico, de vida limitada y desarrollado con materiales y compuestos plebeyos.
Un mercado en ebullición que vive décadas doradas en materia de clientes y obradores, con una producción excelsa y heterogénea a ambos lados del Atlántico representada por marcas tradicionales de joyería con departamentos de bisutería, casas de moda con secciones específicas, creadores freelance de prestigio, pequeños y medianos emprendedores, enseñas de vida breve y autónomos de toda índole y condición.
Para conocer más en profundidad este campo os dejamos los enlaces de los artículos publicados en el blog en septiembre de 2011 dentro de la categoría de plata.
Procedemos pues a exponer la primera parte de la relación de casas comerciales.
– Accessocraft: La compañía, denominada Accessocraft Products Corporation, fue fundada en Nueva York alrededor de 1935 por Edgar Roedelheimer y Theodore Steinman. Su catálogo incluía una amplia variedad de géneros y accesorios de media a baja calidad realizados principalmente en metal dorado y adornados con esmaltes de colores. Además de sus creadores, diseñaron para la marca otros profesionales como Robert R. Appleby y Albert Freedman. La sociedad permanece operativa hasta comienzos de este siglo.
– Albert Manufacturing Company: Creada a comienzos de los años treinta por Albert Weiner, contaba con una fábrica en Providence y una tienda de exhibición en la Quinta Avenida en Manhattan. Sus colecciones son fruto del trabajo de varios diseñadores (Ernest Steiner, Lester Gaba, Natacha Brooks) y se inspiran en películas de Hollywood, la India, los indígenas americanos y el mundo onírico de Alicia en el País de las Maravillas. La empresa, especializada en piezas de calidad -tradicionales y novedosas-en plata y metales chapados y con adornos de madera o pedrería, sobrevive hasta la década de los cincuenta. Sus artículos no llevan marca que los delate y sólo pueden identificarse recurriendo a la publicidad y las patentes de la época.
– Anthony Creations, Inc.: Firma constituida por Antonio Aquilino, diseñador estadounidense de ascendencia italiana que trabaja en los inicios con la famosa marca Coro para acabar desarrollando su propia compañía en Rhode Island. Presidida por uno de sus parientes, Joseph M. Aquilino, la sociedad se publicitó en el ámbito nacional con el eslogan Originals by Anthony y sus piezas alcanzan bastante notoriedad en los cuarenta. Producía pendientes y broches de formas sinuosas en plata dorada y con diamantes de imitación y atractivos prendedores representando aves, pulpos y gatos realizados en vermeil y adornados con piedras cabujonas de colores, piedras en talla baguette e incluso celuloide transparente.
– Bates & Bacon, Inc.: No existen demasiados datos sobre esta compañía que además de bisutería fabricaba también tijeras, lapiceros y cuchillos. Se sabe que sus orígenes se remontan al año 1856 y que es fruto de la asociación empresarial de J. M. Bates y George M. Bacon. Establecida en la localidad de Attleboro, en Massachusetts, produjo, sobre todo, broches de formas animales en plata dorada y con pequeños adornos de piedras blancas y de color. Algunos fueron proyectados por el creador Oscar F. Placco, quién también trabajó para Coro, y se identifican por la leyenda B&B estampada en una placa oval.
– Fred A. Block, Inc: Al igual que la anterior empresa de este listado, nace como una enseña de ropa femenina de pret-à-porter y durante un periodo compagina su producción textil con la fabricación de bisutería popular para dar realce a sus prendas. Establecida en Chicago, montó una división de joyería de fantasía, Fred A. Block Jewelry, Inc., y uno de los principales artífices de sus líneas fue el diseñador neoyorquino Sandor Goldberger con piezas de estilo mejicano. La sociedad, cuya actividad en el sector se inicia a finales de los años treinta, trabaja mucho el metal blanco y también el vermeil que combina con celuloide coloreado, cabujones, topacios, marquesitas y cristales. Sus piezas, vistosas y atractivas, suelen llevar grabado el nombre de la casa acompañado, a veces, de las inscripciones Originals, Jewelry o Sterling.
– Marcel Boucher: Una de las mejores firmas del sector. Su fundador nace en París en 1899 y trabaja para Cartier y la casa Mazer Bros antes de emprender su aventura corporativa. Autor de ingeniosos mecanismos para unir dos clips en un único broche, en 1937 constituye en Nueva York, con ayuda de su mujer y su socio Arthur Halberstadt, la compañía Marcel Boucher Ltd. Novelty Jewelry que luego pasará a denominarse Marcel Boucher & Cie. Sus primeras colecciones, de inspiración francesa, empleaban diamantes sintéticos, esmaltes de colores, gemas policromadas, cristales blancos, piedras cuadradas, perlas, engastes en pavé, tallas baguette y cuerpos metálicos rodiados, dorados y en vermeil y plata de ley de fino diseño.
Broches de peces, flores, animales, insectos, caballitos de mar, frutas, dragones, figuras étnicas y orientales, bailarinas, payasos, lazos y soldados, exitosos prendedores tridimensionales de pájaros y otros complementos como estilosos collares, pendientes y brazaletes constituían su catálogo. Sociedad de pequeño tamaño, tenía una plantilla de setenta empleados y una producción moderada para el tamaño del mercado americano y canadiense al que se dirigía. En los cincuenta abre delegación en Los Ángeles e inicia una colaboración con la división de bisutería de Avon. Sus productos, de gama media y alta, se venden en las mejores tiendas y boutiques. El diseño corre a cargo de Boucher, salvo la etapa tardía proyectada por Sandra Raymonde Semensohn, y las referencias más preciadas y buscadas se sitúan entre 1939 y 1942. Sus piezas suelen aparecer con las iniciales MB o la leyenda Boucher. La compañía es adquirida en los setenta por la casa relojera Davorn Industries.
– Natacha Brooks: Esta mujer fue una famosa diseñadora independiente de accesorios que trabajó para diversas enseñas de bisutería hasta que en 1944 inaugura su propia casa comercial, Natacha Brooks Co. dedicada al negocio de la joyería de fantasía de gama alta y excelsa calidad, sin dejar de colaborar con otras firmas. Encontrar referencias estampadas con su propia marca es muy inusual y no se conocen patentes de su obra. Sí que hay constancia de que su primera colección se inspiró en el ballet de Scheherazade, con joyas que combinan plata, vermeil y esmaltes.
– Calvaire: Creada a principios de la década de los veinte por Ray Calish y su mujer, se dedicó a producir bisutería popular y también a importar género del extranjero. Vendía igualmente ropa de deporte, abrigos de angora y accesorios playeros. Sus piezas iniciales, marcadas con el nombre de la sociedad, están fabricadas en metal dorado y embellecidas con esmaltes y piedras multicolor aunque a partir de la II Guerra Mundial incorpora también al catálogo pins, clips y referencias en plata esterlina y vermeil de mariposas, máscaras, flores y féminas. No hay muchos datos de su actividad más allá de los cincuenta.
– Hattie Carnegie: Henrietta Kanengeisen, oriunda de Viena, llega al negocio de la bisutería procedente del mundo de la moda, donde era sobradamente conocida. En 1939 anuncia su primera colección de joyería de fantasía al por mayor compuesta por 35 piezas y desarrollada como las posteriores en colaboración con el mundo de la alta costura francesa. Las joyas, que se venden en tiendas especializadas a lo largo y ancho del país, van marcadas con las iniciales HC. Sus accesorios, diseñados por Michael Paul, Irving Apisdorf y Hugo de Alteriis, recogen influencias orientales. Realiza brazaletes, pendientes, collares, broches, prendedores con signos del Zodiaco y adornos para el pelo en plata, metal dorado y gemas semipreciosas y de imitación. Las referencias de Hattie son raras de encontrar hoy en día y no siempre presentan hechuras valiosas. La firma desaparece en los años ochenta.
– Castlecliff: Clifford Furst y Joseph A. Bobley crearon Castlecliff Co. Inc. en Nueva York en el año 1918. Una empresa que se convertirá en uno de los principales productores del sector impulsada por la importante labor mediática desarrollada por Furst cuyas opiniones marcan tendencia en lo relativo a las corrientes de la moda y los problemas que afectan a la industria de la bisutería. A partir de 1940, el diseño de la compañía corre a cargo de Willard Markle, quién años más tarde asumirá el cargo de presidente, aunque otros muchos creadores trabajan para la firma (Elizabeth Hawes, Joanne Moonan, Anne Dogarthy…). En la década de los sesenta, el grupo de Lucien Piccard, propietario de Pierre Cardin, toma el control de la empresa y en 1977 su propiedad pasa a las Industrias Carnegie donde su rastro se desvanece. Los accesorios de la firma son muy variados. Destacan los conocidos broches de balanza con remate de Lis para amor o dinero (monedas de dólar a un lado y Cupido al otro) acabados en vermeil, los prendedores de reloj con agujas móviles, números romanos y lazo superior embellecidos con pedrería en engaste pavé -que más tarde replica Coro-y los de saltamontes, coronas y corazones.
– Chanel – Reinad: La empresa, no relacionada con la famosa compañía francesa de artículos de lujo, fue constituida a principios de los cuarenta por Therefore Reinad. Este mayorista, que llevaba operando un par de décadas en el sector, decide producir su propia línea de bisutería de calidad que inicialmente -sólo en la colección de primavera de 1941-se vende bajo la enseña comercial Chanel Novelty Co. y en fechas posteriores, debido a problemas de patentes y derechos, bajo la marca Reinad Novelty Co., Inc. Opera desde Nueva York y manufactura piezas de alta calidad.
Reinad también reproduce sus diseños para otras sociedades del ramo como Boucher y Eisenberg. Su trayectoria se difumina en la década de los cincuenta. Las piezas firmadas Chanel, de bella factura, diseño exclusivo y tiradas limitadas, resultan inusuales. Realiza collares, pendientes, broches y pins con flores, peces, aves, ranas, figuras mejicanas, mujeres, máscaras orientales y animales en metales dorados adornados con esmaltes, cabujones y piedras de color en una gama de precios que no sobrepasa los tres dólares de la época.
– Coro: Esta firma, ya analizada en el blog, nace en Nueva York a principios de siglo en una pequeña tienda de joyería y accesorios personales regentada por Emanuel Cohn y Gerard Rosenberger. En poco más de dos décadas se convierte en una pujante industria con más de dos mil personas en plantilla y sucursales abiertas en las ciudades más importantes de Estados Unidos y en naciones como Méjico, Canadá o Reino Unido, donde patenta y produce complementos de moda bajo la denominación CoroCraft. La firma sustenta su creatividad y prolífica producción en un elenco de diseñadores de reconocida valía (Gene Verri, Charles Pauzat, Placco, Robert Geissman, Lester Gaba, Marion Weeber, Victor di Mezza…). Entre sus productos sobresalen las joyas de diamantes de imitación-al nivel de las mejores del ramo y habitualmente con lagartos y salamandras-, los bellos collares de estilo Art Decó rematados en plata esterlina y piedras de pasta de colores, los fantasiosos brazaletes y los trabajos en esmalte con base de vermeil / metal dorado y adornos de pedrería. Igualmente, hay que resaltar otros complementos singulares, de inspiración hollywoodiense y reminiscencias mejicanas o mediterráneas, como los prendedores con forma de mano, que incluyen accesorios desmontables-anillos o pulseras ajustables- y conjugan belleza y funcionalidad al poder lucirlos juntos o por separado, y sus representaciones de carros de burros presentadas en diversos acabados y materiales. Uno de sus mayores éxitos fue el lanzamiento de su hermosa línea de broches de doble clip (Duettes). Coro comercializa también una gama de artículos sencillos de uso cotidiano asequibles para todos los bolsillos como pendientes, alfileres y colgantes rematados en metal bañado, con sencillas ornamentaciones y gemas sintéticas. La marca utilizó más de medio centenar de firmas a lo largo de su historia para sacar al mercado su ingente producción. Punzones que, muchas veces, aparecen junto a un caballo alado (Pegasus), al lado del sello de alguna de las filiales extranjeras, encima o debajo del contraste de ley en el caso de la plata, o delante de uno de los múltiples sufijos (Craft, Duettes, Teen, Silvo…). Usaba Coro y Corocraft para su línea de bisutería de nivel medio-alto y reservaba Francois para el mercado de joyería de fantasía más exclusivo. A mediados de los años cuarenta, esta última firma es reemplazada por Vendome, una casa que se publicita con una flor de Lis y se orienta también a clientes pudientes. Otros logos son Craft Coro, Pegasus, Coro Originals, CoroDuette, Cleopatra, Coro Supreme, Calypso, Corolite, Futura, Valiant, Cellini, Coquette, Pinafore, Regalia, Glamour, Galaxy, Elite o Coro-Teens. La casa de Nueva York afronta diversas dificultades en la década de los sesenta y la familia fundadora vende, entre 1969 y 1970, la producción y los derechos de la firma a la corporación Richton, propietaria de la marca Oscar de la Renta. Coro desaparece nueve años más tarde, aunque su filial canadiense recoge, hasta finales de los noventa, el legado de una marca que fascina a los amantes de la bisutería por la creatividad, fantasía, atractivo y calidad que emanan sus piezas.
– Ralph De Rosa: Heredero de una afamada estirpe de joyeros, el italiano nacionalizado americano Ralph De Rosa abre en 1934 la compañía del mismo nombre establecida en la Cuarta Avenida. Un año después presenta su primera colección inspirada en el encaje veneciano, un tema recurrente en su imaginario, que incluye brazaletes, broches, clips, pendientes y bandas metálicas para relojes. Alterna piedras blancas, gemas de color y perlas en estructuras metálicas sobredoradas. Este personaje fue uno de los primeros, en colaboración con la famosa casa Trifari, que luchó desde finales de los años treinta porque el trabajo de los diseñadores fuera protegido por copyright para evitar las copias y falsificaciones. Tras fallecer en 1942, sus hijas toman el control de una sociedad que desaparece a mediados de los cincuenta.
Su estilo de bisutería se caracteriza por piezas de gran tamaño, cuidado diseño y hechuras de joyería fina. Usa las marcas Jewelry by De Rosa y a partir de 1946 la enseña De Rosa Designed Jewels. En esos años sus broches podían llegar a costar veinte dólares. Sus líneas de collares, brazaletes, prendedores y pendientes a juego, muchas de estilo retro e inspiración noble, incluyen formas florales, cestos, pinturas italianas, reminiscencias chinescas y series de pájaros, abejas, ranas e insectos presentados en distintas posiciones. Trabaja mucho el metal, a veces dorado y resaltado con esmaltes y piedras, y posteriormente también incorpora la plata de ley y el metal rodiado a sus creaciones que vienen marcadas con la inscripción R. De Rosa.
– Du Jay: Fundada en torno a 1934 por Jules Hirsch y Jacques H. Leff como una división popular de Hirsch & Leff, una manufactura de joyería fina activa hasta principios de los setenta. De tiradas limitadas pero de primera categoría, su trabajo fue muy valorado por el conjunto de la industria. En sus primeras líneas presenta pequeños clips dobles, pulseras de malla, brazaletes, cadenas para relojes y broches figurativos, con pavés de diamantes sintéticos o esmaltes de colores, con fresas y formas animales como mariposas y pingüinos y otros motivos del estilo de bailarinas, músicos, tamborileros y carruajes orientales arrastrados por hombres. Incluye gemas en cabujón imitando las esmeraldas y las aguamarinas y piedras semipreciosas en tallas novedosas. Utiliza todo tipo de materiales y estilos en virtud de las modas y la época de producción aunque nunca pierde la calidad y el buen gusto. Encontrar piezas grabadas con la leyenda Du Jay es muy difícil.
– Eisenberg: Conocida por el nombre comercial de Eisenberg Jewelry, Inc., opera desde 1940 a la manera de departamento específico de la casa Eisenberg & Sons, dedicada al mercado de perfumes y ropa de mujer, que tenía oficinas en Chicago y había nacido en la segunda década del siglo de la mano de Jonas Eisenberg. A finales de los treinta, los hijos del fundador desarrollan una exitosa línea de broches que les anima a diversificar el negocio hacia la bisutería que en 1958 se convierte en la única rama de actividad. En 1977 es adquirida por Berns-Friedman y bajo su gestión sigue produciendo joyería de fantasía con la marca Eisenberg Ice. Sus piezas, muy afectadas por las réplicas, se vendían en franquicias junto a su ropa e iban marcadas con la leyenda ‘Eisenberg Original’. La casa obtuvo notables éxitos, combinando prendas y bisutería, apoyada por una gran campaña publicitaria y una estricta estrategia comercial. De dimensiones corporativas intermedias, la compañía operaba en el sector de gama alta, con piezas de coste elevado para esos años, y producía principalmente algunos brazaletes y broches con marquesitas, cristal de Swarovski y vidrios de colores importados de Austria y Checoslovaquia y montados en diseños abstractos, geométricos y florales. Sus referencias más valiosas son las de corte figurativo. Su producción corre a cargo de manufacturas y creadores externos como Fallon & Kappel Inc. También vende algunos modelos metálicos con cabujones, perlas y turquesas de imitación, diversas referencias y pins en plata esterlina de corte victoriano, máscaras, guerreros y bustos femeninos dorados y cromados, bailarinas en vermeil y unidades que imitan las de los afamados orfebres internacionales.
– Elzac: Los accesorios de esta casa, aparecida en 1941, son fácilmente identificables y presentan gran atractivo y calidez. Broches de bustos femeninos, rostros de querubines, delfines, caballos y ardillas acabados en cerámica pintada a mano, esmaltes, celuloide transparente y coloreado, madera, cuero, tela, piel, rafia, plástico, acrílicos e inserciones de madrerperla. La firma, asentada en Los Ángeles, recoge toda la influencia de la joyería cinematográfica y orgánica basada en materiales alternativos y desarrollada durante los difíciles años de la segunda guerra mundial. La Costa Oeste, germen de infinidad de manufacturas de bisutería como Nancy Lee, Jean Le Seyeux, Frick Industries o Costume Accessories, es el lugar escogido por Zachary Zemby, un inmigrante ruso, y el talentoso diseñador Elliot Handler para abrir Elzac Inc. Manufacturers. La evolución de la compañía es muy positiva, llegando a facturar dos millones de dólares anuales, y dos años después de su creación se incorporan otros tres socios al accionariado, H. Weiss, Z. Taube y A. Oben. La sociedad, cuya línea más famosa se denominaba Black Magic, presenta ese ejercicio una colección con cerca de trescientos modelos a precios entre 1 y 2,5 dólares y con precios máximos de 8 dólares que incluía prendedores, brazaletes, collares y pendientes. En torno a 1945 por discrepancias de gestión la compañía pierde a sus fundadores que terminan creando otras empresas como Zemby & Co., que produce polveras y joyería de plata y oro, y la conocida juguetera Mattel. En sus últimos años de vida, la empresa pasa a llamarse Elzac California Jewelry & Gift Ware y lanza colecciones de diseños geométricos acabados en plata y metal dorado. Cesa su actividad alrededor de finales de la década.
– Evans Case Co.: Son pocas las piezas rubricadas por esta casa ya que sólo produjo bisutería en momentos puntuales. Fundada en 1920, su principal actividad comercial se centraba en la manufactura de polveras y cajas para cigarrillos. Con el tiempo se convierte en una división de Hilsinger Corporation y desaparece a mediados de los sesenta. En 1942 lanza una pequeña colección de corte exótico y unidades acabadas en plata sobredorada en dos tonos. Grandes broches y pendientes a juego con piedras facetadas de colores.
– Leo Glass: Constituida en 1928 bajo la denominación Leo Glass & Co., Inc., su fundador tenía sobrada experiencia en el negocio de la bisutería cuando decide abrir un local propio en la Quinta Avenida en el que, al principio, vendía también piezas importadas. Su primera colección se basa en el mundo hawaiano, con referencias en metal niquelado y dorado de diversos colores para combinar con la ropa. En la década de los treinta manufactura series notables, aptas para comercializar en los negocios más lujosos e inspiradas en el renacimiento italiano, los dibujos animados o la Marina. Brazaletes, collares, pendientes, diademas y prendedores de flores, mariposas y pájaros en metal plateado y dorado y con grandes piedras multicolores. También usa plata, celuloide, madera y cerámica.
En los cuarenta, la empresa modifica su estrategia comercial y entra en el segmento de la joyería de fantasía de bajo precio debido a los rigores de la guerra que le obligan a una producción discontinua, un segmento que ya no abandonará. Por esos años saca algunos broches de rosas, pins de manos con pulseras de gemas blancas y el pulgar extendido y prendedores de máscaras esmaltadas. Sus piezas posteriores, con algunas influencias victorianas, carecen de atractivo y rozan la banalidad. Los principales diseñadores procedían de la familia -Leo, Anne y Beatrice Glass-con la colaboración puntual de David Mir, que también había trabajado para Trifari, en una serie sobre abismos marinos. Las unidades suelen aparecer con la leyenda Leo Glass grabada en caracteres itálicos y la marca registrada reproduce la firma del artífice. La sociedad, que cambia varias veces de sede y tienda de exhibición, se declara en bancarrota en 1957 y sus activos son subastados.
– Miriam Haskell: Nacida en Indiana y con sangre rusa y alemana, Miriam Haskell abre un pequeño taller de bisutería en 1924 tras obtener bastante éxito con las piezas que producía para amigos y conocidos. Dos años después, pone en marcha una tienda con piezas propias e importadas de Francia y, en poco tiempo, se traslada a Manhattan. A principios de los treinta diversifica el negocio con nuevos puntos de venta en Florida y Nueva York, contrata personal especializado para montar a mano los artículos y desarrolla una fructífera colaboración con el que se convertirá, hasta su retirada, en su mano derecha y diseñador fetiche, Frank Hess. Resulta difícil y complicado identificar y datar las referencias de esta casa porque no existen patentes de diseño y tampoco se marcan las piezas hasta finales de los cuarenta cuando empieza a aparecer el nombre estampado en un óvalo. En su joyería predominan los collares y, en menor medida, los brazaletes, los broches, los pendientes, los anillos y los peines. Emplea diversos compuestos como cristales de grano -procedentes de Austria, Francia, Checoslovaquia e Italia y en diferentes formas, tamaños y combinaciones cromáticas-que enlaza con materiales del estilo de la madera, la madreperla, las conchas, el celuloide, la baquelita, las telas o los metales. También usa mucho las perlas pequeñas y las estructuras metálicas doradas, caladas y de filigrana. Sus piezas fueron replicadas, al no estar protegidas, por otras firmas de la época como Coro y De Mario y también existen muchas versiones modernas fraudulentas. Problemas de salud llevan en los cincuenta a la diseñadora a ceder la compañía, Haskell Jewelry Ltd., a su hermano Joseph. Éste y Hess la mantienen en primera línea otros seis años hasta que es vendida a Morris Kinzler. Tres décadas después es adquirida por Sanford Moss y en 1989 pasa a manos de Victoria Internacional Inc., una manufactura de bisutería de Rhode Island, bajo la que continúa activa hoy en día. La conocida vida de Haskell, amén de la calidad y exquisitez de algunas de sus piezas, hacen que sus referencias autentificadas alcancen altos precios en el mercado coleccionista.
– Hess – Appel: Constituida en 1942 por Lester L. Hess y Jack H. Appel y con sede en la Gran Manzana, sus mejores piezas datan de los primeros años de actividad y vienen acabadas en plata de ley, vermeil y esmaltes de colores. Carecen de identificación hasta 1944 cuando aparece de forma regular el sello Jollé. Produce bellos ornamentos de solapa de parejas de bailarines rusos y broches de cartas danzantes, además de los prendedores de Jelly Bellies con cuerpos animales de lucite pulido popularizados por Trifari.
– Hobé: La historia de la familia comienza en torno a 1848 en París donde trabaja el fundador de la saga, Jacques Hobé, quién marcaba sus piezas, manufacturadas en Francia y Alemania, con una estrella de cinco puntas y, posteriormente, con dos espadas cruzadas. Alrededor de 1889 uno de sus hijos, llamado igual que el padre, y su descendiente, William W. According, testan nuevas técnicas para crear joyería de fantasía a bajos precios en Estados Unidos con el fin de llegar a un mercado más masivo. A finales de los años veinte William abre un negocio de bisutería y accesorios, incluyendo botones, en Nueva York bajo la denominación de Hobé Cie Limited.
Disponía de una fábrica con ochenta empleados en Mount Vernon y salas de exposición en Los Ángeles y Dallas. Sus creaciones artesanales y refinadas, inspiradas en diseños antiguos y acabadas en plata de ley, oro de 14K, vermeil y, en menor medida, metal y adornadas con piedras semipreciosas, se vendían entre uno y diez dólares. Incluían broches con motivos vegetales y florales, collares, pendientes y pulseras y, a partir de finales de los cuarenta, lanzan colecciones de temática oriental y piezas con figuras de inspiración victoriana. Se marcan con la leyenda Hobé que, a veces, se acompaña de la expresión Sterling.
– Imperial Pearl Co. Inc.: Ver también Marleen. Fundada por Joseph Gladstone en Providence en 1917, pronto se especializa en perlas akoya -unas gemas cultivadas en el agua salada de la localidad japonesa del mismo nombre que tienen forma redonda y simétrica-y procede a controlar su importación a Estados Unidos. Un cuarto de siglo después cambia su denominación comercial por Imperial Pearl Syndicate y gracias a una excelente campaña de marketing con estrellas del espectáculo como Elizabeth Taylor posiciona la marca y la aúpa al liderazgo del ramo durante las décadas de los cuarenta y cincuenta. En 1969 el propietario vende la sociedad a Sidney Weiss quién, dos años más tarde, la cede a Waltham Watch Company. Bajo su gestión abandona la cultura de negocio de la perla y diversifica sus actividades hacia las unidades sintéticas y la bisutería realizada con metales bañados en oro. Finalmente, en 1977 la empresa es adquirida por Banice Bazar y recupera su prestigio dentro del mercado de la perla cultivada, un sector que lidera hoy en día tras la fusión con Deltah en 1995. En materia propia de joyería de fantasía, la marca destaca por algunas creaciones como broches de metal dorado con cuerpo de payaso y perlas de imitación simulando balones, animales en plata vermeil con pedrería y cristales, rostros de influencia africana en plata dorada con perlas blancas a modo de peinado y toda la línea comercializada bajo la enseña Marslieu concebida para la casa por el diseñador autónomo Frederick J. Pearsall.
– Joseff: El fundador de la marca, Eugene Joseff, era un hombre polifacético que trabajó en campos dispares como la industria automovilística, la electrónica, la publicidad y la aeronáutica, además de dedicarse a diseñar piezas de bisutería. Nacido en 1905 en Chicago, en torno a los años treinta comienza su andadura como hacedor de joyería de fantasía en Sunset Jewelry en Hollywood y, gracias a sus amistades y contactos con los famosos, sus piezas ganan relevancia con rapidez apareciendo en películas y actos sociales. Cruces, tiaras, collares, broches, brazaletes… que luego reproducía en sus colecciones para el público, habituales a partir de 1938 y comercializadas bajo la firma Joseff o Joseff-Hollywood.
En la década siguiente incluye también una línea de lujo de joyas en platino y diamantes, se muda a una nueva factoría en la localidad californiana de Burbank y cambia su nombre por Joseff Hollywood Inc. El destino del impulsor de la marca se trunca de manera trágica en 1948 cuando fallece en accidente de aviación quedando el control operativo en manos de su viuda, Joan Castle Joseff quién mantiene operativa la empresa hasta la actualidad, primero continuando el trabajo de su marido en el vestuario cinematográfico y la producción seriada y luego en otro tipo de sectores industriales. Su joyería se caracteriza por el uso del metal, chapado en oro amarillo y plateado bruñido, las gemas facetadas y presentadas en cabujón y las imitaciones de piedras preciosas como topacios, amatistas, turquesas y esmeraldas. Broches de tortugas, de flores, de caras exóticas o de animales, collares con motivos vegetales y marinos, pendientes de campanas o prendedores combinados de distintas formas y sobre una única temática (abejas).
– Jacques Kreisler Manufacturing Corporation: Constituida en 1913 en North Bergen (Nueva York) por Jacques Kreisler y T. Stern. Inicialmente, la compañía sólo manufacturaba joyería fina pero en torno a la década de los cuarenta comenzó a introducir también colecciones de bisutería que giraban, en líneas generales, en torno a la plata como material fetiche. La firma empleó a gran número de diseñadores (William Diehl, Helen D. Cole, Kurt Speck…) y su catálogo reúne influencias diversas.
– Walter Lampl: Inicia su actividad en 1921 y vende gemas semi-preciosas, bisutería y accesorios como pitilleras, perfumadores y polveras. Se especializa en la realización de charms, pins y también broches, algunos de corte patriótico gozaron de gran predicamento, siempre de concepción atractiva o sorprendente. A mediados de los cuarenta, introduce piezas de corte infantil en oro bajo y también muchas de influencia oriental con esmaltes, piedras de colores y diamantes sintéticos. Su marca fue Walter Lampl, aunque también aparece el sello Lampl o las iniciales WL, algo menos frecuente.
– Lisner – Schiaparelli: Fundada en Nueva York en 1904 por Sidney Lisner y Saul Ganz, llegó a ser una de las más importantes productoras en el ámbito nacional. La compañía se hizo conocida desde principios de la centuria por importar y vender, como agente autorizado en Estados Unidos, las creaciones de la diseñadora parisina Elsa Schiaparelli.
A partir de la década de los treinta lanza sus propios diseños empleando el celuloide lucite, el mismo utilizado en los cuerpos de las estilográficas, además de diamantes sintéticos blancos y de color, piedras multicolor y metales cromados, plateados y pavonados.
– Nat Levy – Urie Mandle Corporation – Urie Mandle: La sociedad es resultado de la unión, en 1937, de Urie F. Mandle, ex empleado de Coro y Lisner, y Nat Levy, una compañía establecida seis años antes. Con oficinas en Nueva York, la nueva corporación comienza su andadura produciendo charms de una exitosa serie de marionetas y en 1940 contrata al diseñador Lester L. Hess, fundador de su propia marca de la que ya hemos hablado en esta guía. Tras la guerra, los propietarios siguen caminos divergentes. La enseña Nat Levy desaparece a finales de la década mientras que el otro fundador crea Urie F. Mandle Co. que distribuye bajo la denominación Uro Creations bisutería y complementos de numerosas casas comerciales (S. J. Bush, Mandel Bead, Leonard Hover…). Pervive hasta 1976 cuando entra en liquidación. Sus colecciones abarcan desde graciosos pines de marionetas y reyes hasta broches simulando dagas, cabezas de dragones y arlequines trabajados en plata, vermeil, metal dorado y plateado y adornados con pedrería blanca y de color.
– Marleen: Ver Imperial Pearl Co. Con sede en Providence (Rhode Island), Marleen Costume Jewelry Company se sustentaba por el trabajo del diseñador Frederick J. Pearsall quién, como comentamos con anterioridad, vendía sus creaciones y su talento a distintas casas comerciales, entre ellas Imperial Pearl. Una de sus series más conocidas son los juegos de broches y pendientes a juego de temática pirata rematados en plata dorada.
– Mazer: La familia Mazer, originaria de Rusia, se inició en el negocio de la joyería de fantasía a partir de la década de los veinte. A finales del periodo, Mazer Brothers, se registra como marca y se publicita en distintas revistas como productores e importadores de bisutería con sede en Nueva York. En sus colecciones destaca el uso de los diamantes sintéticos en baguette y las marquesitas. En los treinta, emplea también la enseña Mazer Bros., crea piezas en plata de ley y se inspira en modelos europeos, colaborando un tiempo con Marcel Boucher.
La dirección corre a cargo de Louis Mazer con la colaboración de Joseph y se centra en obras de alta calidad que buscan equipararse en apariencia a la alta joyería, algo repetitivas en su último periodo. Patenta clips combinados, diseños florales para broches y pulseras, prendedores y pines de máscaras y figuras orientales, africanas o de querubines y también algunos pendientes, además de contratar diseñadores externos. Su crecimiento es notable y en los cuarenta estrena nuevas instalaciones llegando a contar en plantilla con un centenar de empleados y maquinaria avanzada. En la década posterior los caminos de ambos hermanos se separan y Joseph y su hijo Lincoln retoman la actividad en el sector con la casa Joseph J. Mazer & Co. que presenta catálogos interesantes -firma con el sello Jomaz-y pervive hasta los ochenta. Mazer se decanta por metales dorados y rodiados, plata esterlina, piedras de Swarovski y esmaltes.
Continuará en octubre