Playasax, el saxofón automático para niños

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La empresa estadounidense QRS DeVry Corporation, con sede en Chicago, comercializó el Playasax a comienzos de la década de los treinta. El aparato trabaja con rollos perforados de papel

Los albores de la centuria pasada representan una época muy rica e interesante en materia de producción de juguetes musicales automatizados.

Varios factores explican el auge y el éxito masivo de unos instrumentos que permitían a cualquier niño o adulto tocar a la manera de un experto sin miedo a equivocarse.

La fiebre inventora trae consigo la multiplicación de patentes dirigidas a mecanizar objetos de lo más diverso y emprendedores e industrias, ávidos de novedades y de artículos sorprendentes, estimulan la concreción práctica de las mejores ideas.

Estas piezas conectaban con el gusto por la tecnología y el progreso que impregnaba la sociedad y con la querencia que los más pequeños siempre han sentido hacia cualquier cosa que les permita hacer ruido y sonido.

Anuncio publicitario de los dos juguetes musicales mecánicos de la firma QRS DeVry
Anuncio publicitario de los dos juguetes musicales mecánicos de la firma QRS DeVry

Las marcas vinculaban además la promoción de los aparatos con las bondades que ‘el arte de las musas’ tiene en el desarrollo de los infantes y con las consiguientes virtudes lúdicas y pedagógicas que su uso proporcionaba.

Frases del estilo ‘atrapa la fantasía del niño y le ofrece la diversión genuina de tocar música real. Reproduce las canciones favoritas de los adultos y lo hace con exactitud‘ y el bajo precio al que se vendían, gracias a su mecanismo sencillo y a la fabricación masiva, convencían a los padres de que se trataba del regalo idóneo para complacer a sus hijos.

Hablamos de productos como los pioneros órganos de boca en forma de trompeta (trumpettos) y la avanzada Film-Monica de metal y madera manufacturados en el XIX, de la Rolmónica, de la Plarola Órgano, el Fireside, la Clarola, el Play-a-Sax, la Roll Harmonica de Emenee y el NorCos -ya acabados en plástico de colores y de menor interés-y, en menor medida puesto que no requieren que el usuario aspire o insufle aire, de las cajas musicales y los reproductores de melodías de Disney, Chein y otras firmas jugueteras.

Instrumentos portátiles, basados en el principio de lectura pneumática y dotados de soporte codificado a base de rollos intercambiables de papel perforado, que se accionan soplando y girando una manivela.

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Antes de conocerse como Playasax el instrumento se vendió sin patente bajo el nombre ‘The Automatic Saxophone’

Recogen la herencia de los órganos domésticos de sobremesa, que sustituyen a los de manubrio de tubo demasiado voluminosos para el hogar, y siguen la senda de productos comerciales como la Celestina, la Serinette o el Ariston orientados al público adulto.

La mayoría surgen en un espacio histórico corto y equivalente, entre finales de los veinte y principios de los treinta aunque algunos aparecen una década más tarde, y se construyen con materiales accesibles y asequibles.

La Rolmónica, proyectada por Joseph Le Roy Banks en 1925 y comercializada tres años después tras ser perfeccionada, esconde, al igual que sus coetáneas, una armónica que emite un sonido monocorde cuando entra aire en la boquilla y plasma las variaciones gracias al patrón grabado en la celulosa que avanza y retrocede girando la manivela.

 Se diferencia por su acabado en baquelita jaspeada y monócroma -hay también variantes metálicas y de 16 notas (chromatic)-mientras que la Plarola Órgano se decanta por la hojalata litografiada, el mismo material que emplean las casas de juguetería, y el Fireside por el metal lacado.

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El Playasax presentaba forma de saxofón y tenía una ‘hermana’ llamada Clarola con apariencia de clarinete

Por su parte, el Playasax y la Clarola, escogen el metal dorado como vestimenta y nacen de la mano de la compañía QRS DeVry Corporation ubicada en Chicago, aunque el primero, registrado en 1930, conoce una versión anterior sin licencia.

Fue vendida, que se sepa al menos un año antes, mediante catálogo por el comercio neoyorquino Mapfair Plapthings Store, especializado en juegos y regalos, bajo la denominación ‘The Automatic Saxophone’.

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Piezas tubulares retráctiles para sujetar los rollos
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Pestañas para encajar los cilindros de papel

Tenía un precio de 3,75 dólares e incluía tres piezas musicales. Cada rollo extra se abonaba a 15 centavos y la publicidad incidía en que niños y niñas podrían tocar las melodías que desearan sin ningún tipo de práctica previa ni talento natural.

El diseño de QRS es idéntico, salvo por el sello rojo estampado cerca del pabellón del instrumento, y cuenta con dieciséis orificios que se corresponden con las notas.

En la parte posterior, lleva, además del manubrio, las sujeciones de los rollos -piezas tubulares retráctiles superiores y pestañas inferiores que encajan con las de los remates de pasta verde de los soportes de papel-que siempre aparecen identificados con el nombre del fabricante, la obra y el tipo de instrumento al que va destinado, aunque en realidad muchos se pueden permutar entre los juguetes citados.

Mide 28 centímetros de alto por 15 de largo y 9 de ancho y pesa 280 gramos mientras que los rollos tienen una longitud de 11,8 y un diámetro de 2,2 centímetros.

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La Clarola empleaba parte de las piezas del Playasax y trabajaba con el mismo soporte

Antes de operar el artículo, cuyo nombre hace referencia a la acción de tocar un saxofón, forma que adopta para seducir por imitación de mayores y músicos famosos, es necesario deslizar el papel por delante de las aberturas ranuradas del cuerpo para que al accionar el mecanismo las perforaciones encajen en las lengüetas de la armónica interna que vibran al correr el aire.

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El papel pasa por delante de los orificios practicados en el cuerpo del instrumento
Sello de la casa americana
Sello de la casa americana

Uno de los ganchos comerciales de la pieza fue ofrecer una gran variedad de temas y composiciones con títulos como ‘La lavandera irlandesa’, ‘Campanas azules de Escocia’ y ‘El vals de la viuda alegre’, con el fin de que los menores demandaran nuevos rollos para aumentar el divertimento y la vida útil de la simpática creación.

En este sentido, hubo músicos fecundos de gran fama como Jean Lawrence Cook que registraron cerca de veinte mil grabaciones en el formato de rollo de celulosa y trabajaron casi media década para la empresa QRS que tenía en catálogo a un envidiable elenco de intérpretes de primer orden.

El Playasax se debe al ingenio de Henry O. Drotning de Nueva York, un prolífico inventor con más de una treintena de patentes a su nombre que dirige su talento a concebir juguetes musicales y que años más tarde cambia de sector y crea para el gigante Kodak cámaras fotográficas, obturadores y otros elementos.

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Henry O. Drotning fue el encargado de diseñar el juguete

Su hermana, la Clarola, adopta hechuras de clarinete y se manufactura con piezas de su predecesor como la manivela y el cuerpo aunque la boquilla y el pabellón son distintos y en algunos modelos vienen construidos con madera barnizada en negro en lugar de metal.

La famosa compañía QRS DeVry Corporation, que también disponía de sedes en San Francisco y la Gran Manzana, nace en 1900 en la ‘ciudad del viento’ de la mano de Melville Clark, un innovador, ambicioso y competitivo fabricante de instrumentos musicales.

El fundador, que contaba con un amplio bagaje en el sector tras sus experiencias en las rentables sociedades Story & Clark y Clark & Rich en las que era partícipe, decide asentarse por su cuenta y crear la Melville Clark Piano Company para manufacturar pianolas, pianos y órganos mecanizados con su nombre y con las enseñas Apollo, Art-Apollo, Orpheus y Apollophone.

Retrato del fabricante americano Melville Clark
Retrato del fabricante americano Melville Clark

La primera sede está en Chicago pero un lustro después traslada las instalaciones a una nueva factoría edificada en DeKalb (Illinois) desde donde produce también fonógrafos, gramófonos, aparatos mixtos y otros tipos de productos industriales.

QRS Music Rolls, cuyas iniciales podrían aludir al lema ‘rey de la calidad suprema’, se constituye en 1903 como subsidiaria de la firma matriz para canalizar la fabricación de rollos perforados, una actividad que experimenta décadas de crecimiento hasta alcanzar picos de 10 millones de unidades vendidas por ejercicio a finales de los años veinte.

Su primer presidente fue el hermano de Melville, Ernest G. Clark, y posteriormente Max Korlander y J. Lawrence Cook se encargaron de gestionarla.

En 1926, la división adquiere los activos de la sociedad U.S. Music Roll Co., aumentando de manera notable su catálogo de temas y su capacidad productiva, y al cerrar la década se alía con la enseña DeVry Corp., una fábrica de equipamiento audiovisual.

Ernst Clark, primer prseidente de Q
Ernest G. Clark, primer presidente de QRS Music Rolls

La marca resultante, QRS DeVry, es la responsable de los juguetes musicales mecánicos que hemos expuesto en la entrada de este mes.

Sin embargo, la trayectoria ascendente de la empresa se trunca a partir de ese momento debido al crac del 29 y la Gran Depresión y a la rápida penetración de la radio en los hogares que deja obsoletos sus instrumentos automatizados.

La firma persiste gracias a la demanda de composiciones perforadas y con una hábil gestión se convierte con el tiempo en la más longeva del mundo dedicada a la fabricación de este soporte musical, actividad que combina hoy en día con el desarrollo de productos para el entretenimiento musical doméstico.

Breves pinceladas de historia para contextualizar un artículo singular que colmó de diversión a los más pequeños hace más de ochenta años.

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El instrumento se vendía en origen con tres piezas musicales de papel perforado de acompañamiento
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