Coro: seducción, variedad y excelente factura
La marca Coro, cuyo nombre responde a las dos primeras iniciales de los apellidos de sus fundadores, nace en Nueva York a principios de siglo en una pequeña tienda de joyería y accesorios personales regentada por Emanuel Cohn y Gerard Rosenberger.
La empresa crecerá en poco más de dos décadas hasta convertirse en una pujante industria que emplea a más de dos mil personas y tiene sucursales abiertas en las ciudades más importantes de Estados Unidos y en otras naciones como Méjico, Canada o Reino Unido, donde patenta y produce complementos de moda bajo la denominación CoroCraft.
La clave para ese salto de calidad-pasar de una sociedad modesta a ser el mayor fabricante de joyería de fantasía del país- hay que buscarla en su catálogo de artículos: variado, atractivo, de excelente factura, y con referencias de estilos diversos que se comercializan en una amplia gama de precios, desde cincuenta centavos a cien dólares de la época.
La firma sustentaba su creatividad y prolífica producción en un elenco de diseñadores de reconocida valía como Gene Verri, Charles Pauzat, Placco, Robert Geissman,
Sidney Pearl, Carol McDonald, Lester Gaba, Marion Weeber o Victor di Mezza.
De sus productos sobresalen las joyas de diamantes de imitación-al nivel de las mejores del ramo y habitualmente con lagartos y salamandras-, los bellos collares de estilo Art Decó rematados en plata esterlina y piedras de pasta de colores, los fantasiosos brazaletes, y los trabajos en esmalte con base de vermeil / metal dorado y adornos de pedrería.
Uno de los mayores éxitos de la compañía fue el lanzamiento de su hermosa línea de broches de doble clip (Duettes), ornamentada con animales exóticos, ranas y motivos florales, que le otorgó fama y prestigio dentro del sector, al adelantarse a sus competidores y convertirse en la primera empresa nacional en incluirla en su catálogo de bisutería.
Igualmente, hay que resaltar otros complementos singulares, de inspiración hollywoodiense y reminiscencias mejicanas o mediterráneas, como los prendedores con forma de mano, que incluyen accesorios desmontables-anillos o pulseras ajustables- y conjugan belleza y funcionalidad al poder lucirlos juntos o por separado, y sus representaciones de carros de burros presentadas en diversos acabados y materiales.
Coro comercializa también una gama de artículos sencillos de uso cotidiano asequibles para todos los bolsillos como pendientes, alfileres y colgantes rematados en metal bañado, con sencillas ornamentaciones y gemas sintéticas.
En conjunto, el extenso y sugerente catálogo de la marca no tenía parangón dentro del sector con la excepción de la compañía Trifari, su principal competidor en muchas líneas de bisutería como los broches de mano, las coronas o los clips.
Ambas sociedades se enzarzaron en una batalla judicial a mediados de los cincuenta que, aunque desfavorable para Coro, sentó las bases de los derechos de propiedad intelectual de la joyería de fantasía al establecer que el trabajo de los diseñadores era una obra de arte protegida por copyright, un fallo de gran relevancia para el sector en su conjunto.
La marca Coro utilizó más de medio centenar de firmas a lo largo de su historia para sacar al mercado su ingente producción.
Punzones que, muchas veces, aparecen junto a un caballo alado (Pegasus), al lado del sello de alguna de las filiales extranjeras, encima o debajo del contraste de ley en el caso de la plata, o delante de uno de los múltiples sufijos (Craft, Duettes, Teen, Silvo…).
Usaba Coro y Corocraft para su línea de bisutería de nivel medio-alto y reservaba Francois para el mercado de joyería de fantasía más exclusivo. A mediados de los años cuarenta, esta última firma es reemplazada por Vendome, una casa que se publicita con una flor de Lis y se orienta también a clientes pudientes.
Otros logos son Craft Coro, Pegasus, Coro Originals, CoroDuette, Cleopatra, Coro Supreme, Calypso, Corolite, Futura, Valiant, Cellini, Coquette, Pinafore, Regalia, Glamour, Galaxy, Elite o Coro-Teens.
La casa de Nueva York afronta diversas dificultades en la década de los sesenta y la familia fundadora vende, entre 1969 y 1970, la producción y los derechos de la firma a la corporación Richton, propietaria de la marca Oscar de la Renta.
Coro desaparece nueve años más tarde, aunque su filial canadiense recoge, hasta finales de los noventa, el legado de una marca que fascina a los amantes de la bisutería por la creatividad, fantasía, atractivo y calidad que emanan sus piezas.
Napier: elegancia y estilo atemporal
Los orígenes de la firma Napier, considerada la casa de joyería de fantasía más antigua de Estados Unidos, son un tanto accidentados.
La sociedad es constituida en 1875 por Whitney & Rice en Attleboro, una localidad del estado de Massachusetts, con el objetivo de fabricar artículos de plata.
Siete años más tarde la empresa es vendida y pasa a denominarse Carpenter & Bliss y luego EA Bliss Co., iniciando una rápida expansión que la lleva a trasladarse en 1890 a Meriden (Connecticut), en el condado de Nueva Inglaterra, desde donde comercializa collares, brazaletes y otros accesorios.
Tras la Primera Guerra Mundial, la marca modifica su estrategia comercial y centra su actividad principal en el pujante mercado de la bisutería de moda creando todo tipo de artículos elegantes y atemporales, alejados del barroquismo y el abuso de pedrería que caracterizan a muchos de sus coetáneos.
El catálogo incluye broches, pins, alfileres para abrigos y corbatas, clips para vestidos, cadenas, prendedores, anillos, pulseras e incluso hebillas para capas y zapatos.
En 1915 la compañía se redefine como Bliss-Napier, nombre que cambiará a Napier Company a principios de la década de los veinte con la llegada a la presidencia de James Napier, que permanecerá en el cargo hasta los años sesenta e introducirá muchas ideas inspiradas en la moda francesa y europea.
Su experiencia y capacidad técnica se plasman en loables piezas de plata esterlina, alpaca y metal plateado / rodiado, trabajadas a la manera mejicana / escandinava: conjuntos de collares y pendientes de estilo egipcio, brazaletes con incrustaciones de gemas, y seductoras alhajas con relieves florales, grabados mitológicos u otros motivos.
Son recomendables sus pulseras de fantasía de la década de los cincuenta, los ejemplares primigenios y los complementos con detalles de monedas de inspiración oriental.
La marca, que estructura su colección en una línea informal y otra más sofisticada para vestidos de noche, fiesta, baile o gala, aborda también con éxito la manufactura de complementos en vermeil y metal dorado y en otros materiales como acrílicos y resinas.
Las piezas chapadas suelen adornarse con pinceladas de esmalte, perlitas y cristales facetados, y pueden presentarse bañadas en color, en dos tonos de metal, con guilloché o con detalles acanalados, cincelados y punteados.
Hay también trabajos en malla y algunas creaciones con pedrería como manos con cestas de flores, alfileres representando la bandera de las barras y estrellas, y collares de corte clásico, aunque la empresa procura emplear siempre gemas económicas o en pequeña cantidad para no encarecer en exceso sus productos.
Sus artículos siempre aparecen marcados con el sello Napier, pero a partir de 1942 se muestra también el logo By Napier y desde mediados de los cincuenta la firma viene representada junto al símbolo del copyright.
La impronta de la marca son las líneas modernas y sencillas. Diseños de formas geométricas con elementos florales o alusivos al mundo animal y aversión a la ornamentación recargada y el exceso compositivo.
En los años sesenta y setenta, la firma retorna a sus orígenes con una pequeña incursión en el campo de la joyería seria diseñando una reducida línea de accesorios en oro de 14 K-pendientes, colgantes, broches finos y alfileres- que fue fabricada por otras marcas.
La historia de la compañía vuelve a cambiar a finales de 1980 cuando es vendida a la empresa Victoria & Company que la mantiene veinte años bajo su dirección.
En el 2000 la corporación Jones Apparel Group se hace con los derechos de la marca y conserva operativa la división de joyería, dando continuidad a 125 años de historia y a un saber hacer que impregnó la cultura de la industria estadounidense de bisutería y el estilo de millones de mujeres de todo el mundo.
Excelente articulo; tengo un collar Coro que me obsequió mi abuela, quien lo heredó de una tía. Siempre quise conocer un poco más de su historia y me parece muy interesante lo que públicas. Gracias.
Hola Andrea. Me alegra que te gusten los artículos. Desgraciadamente, no realizamos tasaciones a través del blog. Si deseas una valoración puedes solicitarla a través del correo tasacionesonline@elcoleccionistaeclectico.com Saludos
Me alegro de haberte ayudado. Saludos
La hice yo cogiendo cosas de varios sitios. Es cuestión de ir poco a poco hasta encontrar el estilo que te guste. Mucha suerte. Saludos
Me fascina el delineamiento del sitio. Te la produjeron o usaste algo ya pre-disenado?
Gracias xdxd
Por lo general no hago notas en sitios web, pero tu pagina me motivo. Genial!
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