Bueche Girod: un destello de genialidad relojera

Casi desconocido para los neófitos, el nombre de Bueche Girod despierta, sin embargo, entre los entendidos incondicionales sentimientos de devoción.

La pequeña firma relojera helvética, con más de medio siglo de existencia, destaca por su rico legado tecnológico, y una gama de productos que aúna calidad, elegancia, lujo, y maestría artesanal.

Creada en 1947 por Vital Bueche, el carácter familiar de la compañía se pone de manifiesto desde los inicios, ya que tanto la denominación comercial como la imagen corporativa de la sociedad se idean partiendo de los apellidos y el escudo de armas del fundador y de su mujer, Edwige Girod.

Un hecho, que en línea con la historia de la relojería suiza, no será óbice para que la empresa pronto demuestre su saber hacer al sector con unos ‘años locos’ donde patenta innovadores movimientos mecánicos.

 Entre finales de los cuarenta y principios de los sesenta, Vital diseña máquinas con funciones de fases de Luna, calendarios perpetuos, y alarmas para montar en relojes de pulsera, y se introduce con éxito en el campo de los relojes de pared y sobremesa con unidades que incorporan mecanismos musicales.

Pronto, el relojero y su manufactura, especializados en unidades ultra planas, atraen la atención de otras marcas del ramo, deseosas de adquirir los movimientos Bueche-Girod para montarlos bajo sus firmas.

A comienzos de los cincuenta, la empresa comienza a fabricar maquinarias e incluso relojes completos, sobre todo en oro, para Universal Genève- a través de la delegación del Reino Unido dirigida por Roy C. King y abierta en 1956-, Bulova, Leónidas u otras casas británicas y estadounidenses, sin descuidar su propia línea de producción.

Corresponden a ese periodo, donde la enseña suiza daba trabajo a apenas veinte empleados, y a las dos siguientes décadas las mejores creaciones de la marca que vió truncado gran parte de su futuro con la muerte de su fundador, en 1963.

 Un duro golpe del que resurge con fuerza y contra pronóstico llegando a fabricar y vender miles de relojes de pulsera por ejercicio a finales de los años setenta, su punto álgido de desarrollo empresarial.

Destacan sus bellas creaciones para mujer, piezas en oro y armis tejidos a juego vestidas con brillantes y piedras preciosas, cajas de formas originales, esferas de colores y cadenas esmaltadas, y también modernos y atemporales diseños de caballero.

Igualmente, es notable su gama de miniaturas musicales y relojes de sobremesa y viaje, con piezas de impecable factura y exigentes retos técnicos, amén de atractivo y finura.

Una trayectoria, que como muchas otras, se ve ensombrecida por la crisis del cuarzo que a punto estuvo de acabar con toda la industria relojera suiza.

Los malos resultados obligan a Bueche Girod a cerrar su factoría británica, ubicada en la ciudad de Bienne, y concentrar todas sus operaciones en la sede central de Ginebra entre finales de los setenta y principios de los ochenta.

 Son años duros pero la compañía sobrevive centrada, sobre todo, en la fabricación de movimientos para terceros, aunque finalmente, en 1989, la saga familiar se desvincula de la sociedad y vende los activos a la corporación británica Accurist Watches Ltd, que asume la dirección y gestión de la histórica marca creada por Bueche.

 En las fotos que ilustran la entrada podéis apreciar dos atractivos despertadores musicales de carga manual de mesa y viaje- uno conserva el estuche original acabado en piel- que fueron manufacturados por la casa en los años sesenta y setenta.

Son de pequeño tamaño, entre tres y seis centímetros de largo, llevan cristal de plexiglás, y montan la cuerda en la parte posterior empleando las patitas delanteras para fijar la hora y la alarma, en un detalle lleno de clase.

 Vienen acabados en bronce y ornamentados con un grabado de punta de diamante y con un esmalte floreado (este modelo ya apareció en un anterior post de la sección vídeos: http://elblogdelcoleccionistaeclectico.com/external-videos/una-melodia-para-desperezarse/).

Dos piezas de coleccionista que brillan en cualquier mesilla.

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