Hammond: la máquina de escribir políglota

Como tantos otros inventos relevantes, la concepción de la máquina de escribir es fruto de la aportación de diversos personajes que con sus sucesivas investigaciones contribuyeron a perfilar el diseño definitivo del aparato.

Los primeros intentos de definir este dispositivo mecánico se remontan al siglo XVIII y las primeras décadas del XIX.

El primero en acometer el reto fue el británico Henry Mill (1714), al que seguirían el italiano Pellegrino Turri (1808) y el estadounidense William Austin Burt, quien en 1829 patentó una unidad denominada tipógrafo que llevaba los caracteres insertados en una rueda semicircular que giraba para seleccionar la letra deseada, un artilugio que se conoce como la primera máquina de escribir de índice del mundo.

Cuatro años más tarde, el francés Xavier Progin presentó un diseño con varillas individuales para los tipos que se accionaban mediante teclas separadas, creando uno de los conceptos básicos de las máquinas de escribir modernas.

Entre 1830 y las siguientes cuatro décadas se registraron numerosas patentes en las oficinas de ambos lados del Atlántico aunque hay que esperar a principios de los setenta para encontrar las primeras unidades que salieron al mercado y obtuvieron cierto éxito.

La 'bola de escribir' de Rasmus Malling-Hansen
La ‘bola de escribir’ de Rasmus Malling-Hansen

La primera en comercializarse, en 1870, fue creada por el reverendo danés Rasmus Malling-Hansen y gozó de un relativo predicamento en Europa al mejorar notablemente los tiempos respecto a la escritura manual pero su elevado coste impidió su difusión masiva.

Se define como ‘bola de escribir’ y su construcción se basaba en el sistema de símbolos de los sordomudos y los movimientos de manos de los pianistas. Consistía en una esfera superior donde iban situadas unas varillas de corta longitud y las teclas redondas con las letras que al ser presionadas deslizaban los pistones a la parte inferior en la que se encontraban los engranajes y un semicilindro con el papel que recibía las impresiones.

La hija de Christopher L. Sholes usando la máquina creada por su padre con la colaboración de Carlos Glidden
La hija de Christopher L. Sholes usando la máquina creada por su padre con la colaboración de Carlos Glidden

Sin embargo, el honor de construir el primer modelo práctico destinado al gran público corresponde a Christopher L. Sholes que inventó, en el año 1872 y con la colaboración de Carlos Glidden, una unidad de gran tamaño de escritura no visible montada sobre un soporte de máquina de coser que sólo operaba con mayúsculas y cuyo carro se accionaba con un pedal de pié.

Este primer modelo industrial, vendido a la compañía E. Remington & Sons y comercializado bajo la denominación Sholes & Glidden, equipaba el teclado QWERTY, que llegaría ser el más popular de todos los tiempos, y reunía las principales características de las máquinas de escribir modernas como el sistema de línea de linotipia.

Una evolución llegaría a finales de la década cuando la empresa americana lanzó la Remington Nº2, una máquina de teclas dobles que permitía cambiar de posición el carro para imprimir mayúsculas y minúsculas e incluir números y otros símbolos tipográficos.

El éxito de la unidad-llegó a vender más de cien mil ejemplares en su momento- fue un acicate para la competencia y otras empresas (International, Densmore, Rem-Sho, Fay-Sholes, American Writing Machine-Caligraph-, Fox…) buscaron patentar, entre las décadas de 1880 y 1890, dispositivos equivalentes, aunque pocos demostraron su utilidad o lograron mejorar el original.

El modelo 1B de la marca Hammond
El modelo 1B de la marca Hammond

Es este contexto cuando aparece el dispositivo sobre el que versa este post: la Hammond, considerada por los historiadores la tercera máquina de escribir de teclado del mundo.

Su inventor, James Bartlett Hammond (Boston 1839-1913), graduado por la Universidad de Vermont y estudiante de Ciencias en la ciudad alemana de Halle, trabajó como telegrafista y corresponsal para diferentes periódicos durante la Guerra Civil americana y dedicó gran parte de su vida al ámbito de los experimentos mecánicos, obteniendo premios en distintas exposiciones.

En torno a 1880 fundó en Nueva York la Hammond Typewriter Company y un año después patentó una de las máquinas de escribir de oficina más originales y sorprendentes de la historia, cuyo ingenioso mecanismo se mantendría vigente durante casi una centuria convirtiéndose en uno de los más longevos dentro del sector.

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Su diseño, basado en principios científicos e inspirado en la Pterotype de John Pratt, fue presentado por primera vez en 1884, con motivo de la Exposición Industrial Universal de Nueva Orleans, donde obtuvo la medalla de oro en competición directa con la Remington y la Caligraph, que la habían precedido en el mercado y a las que desde entonces restaría una importante cuota de negocio.

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Al contrario que éstas no empleaba el sistema de línea de linotipia sino que optaba por colocar los caracteres en lanzaderas curvas e intercambiables-en forma de C y acabadas en caucho duro-fijadas al exterior de un anillo de metal situado en la parte superior de una torreta circular, lo que posibilitaba usar diferentes tipos y fuentes de letra en la misma máquina y adaptarse a las especificidades de todas las lenguas.

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Una solución muy práctica que la firma supo explotar convenientemente al ofrecer ruedas de tipos en catorce idiomas y con más de un centenar de variantes disponibles de combinaciones (mayúsculas, minúsculas, cursivas, alfabetos no romanos, símbolos matemáticos…), además de modelos específicos por encargo, con lo que se ganó el favor de hombres de negocio, lingüistas, ingenieros, organismos gubernamentales y todo tipo de profesionales y empresas que encontraban siempre en la máquina una respuesta adecuada a la necesidad de personalizar e individualizar sus documentos.

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El dispositivo, con un precio de venta inicial de cien dólares y un impactante eslogan comercial ‘for every nation, for every tongue’ (para cualquier nación, para cualquier lengua), tampoco utilizaba rodillos y el tipo no golpeaba directamente contra el papel para efectuar la impresión como en la mayoría de las máquinas de la competencia.

En su lugar, un martillo accionado por un resorte ejercía presión sobre el reverso del folio-que se mantenía sin apoyo en posición vertical enrollado en un cilindro de metal calado e iba apareciendo según se escribía- y lo empujaba contra la cinta y el carácter para lograr la reproducción de la letra.

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Otra de las peculiaridades del aparato, que en manos de mecanógrafos profesionales se impuso en numerosos concursos de velocidad de escritura, fue la posibilidad de montar diferentes teclados según los gustos del consumidor.

En principio,  James Bartlett desarrolló para sus primeras unidades una disposición de teclado semicircular denominada Ideal (DHIA-TENSOR). Una configuración, ágil y eficaz, también adoptada por la Blickensderfer, que resolvía los problemas de interferencia entre las barras de tipos y situaba estas diez letras en la fila dominante lo que permitía escribir más del setenta por ciento de las palabras en inglés.

Además de este teclado curvo de dos filas, que terminó por desecharse ante la generalización del modelo dominante que se sigue usando en la actualidad, la máquina se facilitaba también con un teclado universal recto QWERTY de dos hileras-aunque los elementos tipográficos y las piezas sobre las que apoyaban los dedos podían cambiarse y adaptarse a otras combinaciones- y con otro de tres filas.

La empresa neoyorquina, que también sobresalía dentro del sector por la cuidada estética de sus aparatos y la elevada calidad de los materiales empleados en su fabricación, fue optimizando su invento y lanzó diversas variantes al mercado.

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La primitiva, la Nº 1 de teclado curvo Ideal de dos hileras, se presentaba en una bella estructura de madera con teclas rectangulares de ébano, cubierta protectora de caoba para el mecanismo y estuche a juego.

Una patente de la lanzadera o rueda de tipos inventada por James Bartlett
Una patente de la lanzadera o rueda de tipos inventada por James Bartlett

Montaba una lanzadera dividida en dos secciones separadas de tal manera que, al golpear una tecla, los pernos verticales de la torreta eran empujados hacia arriba y la pieza con los caracteres giraba y se alineaba de modo que la letra escogida quedara frente al papel.

Las evoluciones del modelo primigenio (la Nº 1 Exchange con teclado curvo de dos hileras y carcasa de madera, la Nº1 con teclado recto de tres filas aparecida en 1889 / 1890 y dotada de teclas redondas esmaltadas en blanco con aros metálicos, y la 1B con disposición curva pero sin carcasa y con base de madera) carecen de la cubierta protectora original-en la primera y tercera variante es sustituida por una tira semicircular de madera-y el mecanismo se encuentra a la vista.

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El siguiente modelo, el Nº2 de 1895, se vendía con disposición Ideal y Universal de teclado negro y montaba encima de éste una tira-curva / rectangular acabada en madera oscura o celuloide blanco con dos clips metálicos-y, según variantes, llevaba también en la parte inferior un espaciador largo de color marfil.

Una versión del modelo Nº 2 de la firma estadounidense Hammond
Una versión del modelo Nº 2 de la firma estadounidense Hammond

Igualmente, en 1900, apareció una versión de lujo dirigida a los viajeros y rematada en aluminio para reducir el peso del transporte, y otra modificada con un accesorio de Braille para personas invidentes.

Se diferenciaba de sus hermanas mayores en que disponía de una lanzadera de tipos de sección única y un pequeño pulsador encima de la torreta que, al presionarlo con el dedo hacia abajo, permitía al usuario observar la línea que había escrito (una modificación introducida ante la competencia de las nuevas máquinas de escritura visible como la Daugherty y la Underwood que sería mejorada en el futuro).

La empresa, que finales de la década de los ochenta había vendido más de cuatro mil ejemplares de sus dos primeros modelos y había comenzado a introducir lanzaderas metálicas para copiar documentos empleando papel carbón y cebolla, continuó perfeccionando y optimizando la máquina en los años venideros.

Las siguientes versiones introducirían leves modificaciones. Así, la Nº3, de 1896, era idéntica a la anterior salvo por la longitud de línea que pasó de 8,5 a 11,3 pulgadas. Por su parte, la Nº 4, dirigida a usuarios que solían recitar los textos en voz alta, se caracterizaba por mostrar menos caracteres por pulgada para que los documentos fueran más fáciles de leer y la Nº 5, sólo disponible con teclado Ideal, imprimía letras griegas.

Los modelos posteriores, Nº 6, 7 y 8, son bastante raros y fueron fabricados para oficinas, comercios, compañías navieras y de ferrocarriles, empresas de seguros y entidades gubernamentales. Su principal característica era montar carros anchos de 16, 20 y 30 pulgadas, respectivamente, y resultaban ideales para trabajar con datos tabulados complejos y realizar informes financieros y cuadros estadísticos.

Publicidad española del modelo Nº 12 de escritura visible y teclado recto y curvo
Publicidad española del modelo Nº 12 de escritura visible y teclado recto y curvo

En 1905, la compañía lanzó la Nº 12, una unidad muy similar en apariencia a la Nº 2 aunque con algunas novedades significativas.

La versión, cuyas fotos ilustran esta entrada, se publicitaba como de escritura visible y equipaba, en lugar del pulsador para el dedo, un ‘vibrador’ en la parte superior de la torreta-un aro o cinta metálica-, y un mecanismo automático que, tras teclear una letra, empujaba la rueda de tipos hacia abajo para permitir ver lo que se iba escribiendo.

El modelo, que se ofrecía igualmente con teclado curvo y recto, incluía también una tira de celuloide marfil o negro sobre las letras con el nombre de la marca, el modelo y la referencia a su origen grabados en dorado, y un espaciador largo y estrecho (universal).

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Venía con dos chapas identificativas en metal cromado y bronce esmaltado en negro y una cinta rematada en baquelita oscura.

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DSC00550La unidad se suministraba con un estuche de madera noble (en ocasiones decorado con motivos vegetales o florales), aunque, en 1913, se fabricó una referencia semi-portátil en aluminio, con caja de cuero y teclas en acabado blanco.

El éxito de la compañía fue notable y le permitió inaugurar una nueva factoría en Manhattan, con cincuenta mil metros cuadrados de extensión, desde donde preparó, el mismo año de la muerte de su fundador, su nuevo lanzamiento: la Multiplex Ideal y Universal.

Este modelo, comercializado en 1913, era inicialmente similar al anterior, con la salvedad de que la tira y el espaciador venían rematados sólo en negro, pero contaba con una importante novedad técnica como era la inclusión de dos tipos de letras en la lanzadera que pueden alternarse, en cuestión de segundos, con un simple giro.

También se fabricaron unidades que permitían desplazar el carro en dos direcciones para escribir de derecha a izquierda.

Tres años después, lanzaron una versión cerrada que contaba con cubierta metálica de color negro que resguardaba el mecanismo del polvo y otra especial, con marco de aluminio y acabado caqui, que empleó el Ejército americano durante la Primera Guerra Mundial.

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Hubo que esperar a 1923 para que la marca culminase el modelo con teclado plegable, también denominado Nº 26, que pretendía competir con las versiones portátiles de Corona, Underwood y Remington, tan de moda en aquellos años entre soldados, periodistas y viajeros por su versatilidad.

Era una unidad compacta de peso reducido-en torno a cuatro kilos- que se vendía con un teclado recto de tres hileras que se doblaba sobre el carro. Estaba realizada en aluminio, montaba cubierta metálica negra y pulsadores blancos con cerco plateado, y se ofrecía con trescientos tipos de letra.

Fue el último intento de la firma estadounidense por sobrevivir en el mercado.

Tres años más tarde, los accionistas venden la marca y sus patentes a la compañía de Frederick Hepburn que cambia su nombre a Varityper aunque, tras el éxito inicial, los estragos de la Gran Depresión la llevan a la bancarrota.

En 1932 es adquirida de nuevo y pasa a formar parte de la corporación de Ralph Coxhead que contrata a antiguos empleados de la casa y la reinventa como máquina de composición tipográfica introduciendo novedades como el espaciado entre letras variables, el electrificado y el interlineado variable.

Tras su muerte a principios de los cincuenta, la compra la compañía Addressograph Multigraph que la mantiene en activo hasta la década de 1970, casi cien años después de su creación, poniendo de manifiesto la excelencia de la idea de James Bartlett Hammond.

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Una respuesta a «Hammond: la máquina de escribir políglota»

  1. Es una gran página siempre estoy revisando aunque quisiera saber si me pueden ayudar con un manual para reparar una hammond. Mil gracias

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